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Una es para niños pro-democráticos y la otra es para adultos posmodernos
El Señor de los Anillos tiene la cosmovisión ética de un universo eterno. En cambio acá no hay buenos ni malos: pueden los personajes actuar bien o mal pero jamás sabrás a qué atenerte con ellos.
En el Señor…sientes nostalgia por un mundo de ensueño; la naturaleza se humaniza, la eternidad existe: hay seres bondadosos o amorosos perennes.
–En cambio acá, el norte es espantoso «inhumano», es tierra de penitinencia, siempre esperando a los muertos que portan ciega destrucción y muerte.
En el Señor…los actantes difícilmente mueren: venden caro su muerte y luchan siempre.
–En cambio acá, por un juego de intrigas, ambiciones erradas o un desafortunado lance en batalla ricos y pobres, reyes y guerreros, mueren en un tris.
En el Señor la infancia es amable, civilizada, los niños son educandos de sus mayores, educadores.
–En cambio acá, la niñez no existe: los niños pueden mentir robar torturar asesinar: depende de su rol en el poder, su inteligencia, sus motivaciones.
En el Señor si bien no hay algo como un Dios cristiano los sabios magos y patriarcas tienen una estructura mental teológica.
–En cambió acá, no hay un Dios bondadoso ni justo, no hay ángeles y no hay lugar para gorriones teocrático. Nadie quiere hacer el bien, no hay mandamientos teologales, no hay prójimos y en cualquier momento se mata a cualquiera por lo que sea.
En el Señor la felicidad se busca se ansía. El poder busca hacer el bien.
–En cambio acá, la felicidad no es un valor alto: la ambición de poder, de dominación es su contrapartida
En el Señor, la sexualidad es sublime, es para formar parejas de amor y descendencia.
En cambio acá, la sexualidad es por pasión, ambición, poder y dominación.
En el Señor lo político se rige por valores éticos-teocráticos a imagen de lo cristiano.
–En cambio acá, lo político es anti-aristotélico es nietzscheano, es vitalista. Las pasiones y los impulsos destructivos y de dominio son la estructura de lo humano, aquí no existe la bondad.
TO BE CONTINUED…
Juan Heladio Ríos Ortega.
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