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«Máscara Contra Cabellera», una obra del siempre querido y recordado Víctor Hugo Rascón Banda, dirigida en 1985 por Enrique Pineda. Este espectáculo dio de que hablar. Durante un año actores de la Universidad Veracruzana de la facultad de teatro se prepararon en el ejercicio de la lucha libre. La destreza corporal que desplegaban era sorprendente. La dramaturgia de Víctor Hugo hablaba de las mafias imperantes en el deporte del pancracio, de esquiroles que delataban al luchador idealista que peleaba contra la corrupción imperante en el medio.Todo lo anterior se realizaba en acciones, a tres caídas de tres sin límite de tiempo. El público era motivado por los luchadores a interactuar, a gritar ingeniosas leperadas. Montaje que alcanzó fabulosas críticas en cantidad de festivales internacionales. Aún recuerdo la presentación inicial de los luchadores cual gladiadores romanos; el personaje de una viejita asidua a la lucha que decía extasiada: «los luchadores son como dioses». Recuerdo ese año1985, veo en capa blanca y calzón del mismo color a Dagoberto Gama en piruetas impresionantes, Víctor Carpinteiro y Alfredo Alfonso estaban también en ese encordado escenográfico. Muy buen elenco, preparados todos por el gran director y maestro Raúl Zermeño. Aquél espectáculo de cuyo recuerdo sí quiero acordarme fue en el Teatro Ciudadela. Un teatro más del centro histórico de la Ciudad de México que vive en espera de obras teatrales para dar su tercera llamada. Ahí en ese sitio » Máscara contra Cabellera», estremeció en pasión teatral al público ávido por ver buen teatro mexicano. La obra era un microcosmos de un México corrupto, donde el ideal es traicionado por la ambición personal, la envidia y el insano materialismo. Un teatro de profunda crítica social que tanto abordó el talento del chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.
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