«Sin el arte ¿que sería la vida?, ¿Comer, beber, dormir, rezar, morir?, ¿Para qué vivir más tiempo?»/ Sarah Bernhardt, Quebec 1905. El día de ayer acudí al teatro, «La Capilla», para ver la nueva obra del dramaturgo canadiense Michel Marc Bouchard. La obra es dirigida por Boris Shoemann. Es decir, una mancuerna artística que ha caminado dando luz a la vida a través del teatro. Textos de Bouchard han sido dados a conocer por Boris en México: La siempre querida «Los Endebles», «El Camino de los Pasos Peligrosos», «La Historia de la Oca», «Tom en la Granja» y ahora la excelente «La Divina Ilusión». La histórica visita de la célebre actriz francesa Sarah Bernhardt a Quebec en 1905, es el pretexto para que el dramaturgo Bouchard despliegue todo su talento; y pose su mirada en temas centrales para él: La intolerancia eclesiástica, la explotación a las clases oprimidas, el sometimiento del poder, la pederastia, el dolor de callar la verdad, la expresión artística (el teatro) como vehículo de luz, ser feliz diciendo la verdad, Amar a pesar de todo. La obra elige uno de los caminos en pasos peligrosos que el dramaturgo ha sabido explotar con talento en su técnica de expresión: El teatro dentro del teatro. La representación de la representación. El público como un testigo activo de verdad necesaria.
La luz de la conciencia para ser honestos, éticos y sensibles a la transformación. ¿El teatro puede cambiar la vida? ¿Puede ser tan poderoso, para hacer temblar a los vehículos del poder? ¿Puede su verdad transformar a la sociedad en su comportamiento? Quizá no. Lo que sí puede cambiar es el espíritu, la sensibilidad de un individuo, de un espectador que ve en el teatro la posibilidad de una conversación que lo revele en lo íntimo, que ve en el teatro el devenir del hombre. Sus verdades y contradicciones. Sus sueños rotos, su callar, su desventura, su abnegación, su inclemencia callada de decir la verdad. Los deseos enormes de ser pleno a través del fuego iluminador del teatro. Estos temas son tratados en esperanza de luz transformadora por Michel Marc Bouchard en «Divina Ilusión». «Amo el teatro porque no es mi vida», dice el seminarista Michaud. Su amor pasional y subyugante por el teatro lo hará convertirse en dramaturgo.
Será empujado a decirse su verdad por su idolatrada actriz Sara Bernhardt. Esta verdad dolerá. Porque la certeza honesta de ser, cala en lo profundo del corazón. Quién soy y para qué quiero vivir. El teatro será la voz de la verdad, la voz de la conciencia. Eso es Sarah Bernhardt para el joven «Michaud». Michaud es Michel Marc Bouchard, así lo vislumbré, así lo quiero imaginar. Anoche en ese ámbito de amor llamado, «La Capilla», amé al teatro. Agradecí su verdad que me empuja a vivir, a respirar, a amar, a charlar, a cuestionarme con rigor, a tratar de ser cueste lo que cueste. Para mi «La Divina Ilusión», fue un espejo, un correr en busca de necesidad, de verdad, de ilusión en creer que el teatro todo lo puede cambiar. Por una sencilla razón: porque mi alma así lo quiere. «Porque amo al teatro porque no es mi vida».
En lo anterior expuesto creo se revela la frase poética y misteriosa de Michel Marc Bouchard. No es mi vida y es a la vez mi existencia. Porque en el teatro todo se puede hacer: se puede ser honesto, leal, villano, amante, cobarde, héroe, traidor, soñador, se puede vencer lo invencible. Sí, así parafraseando un poco a Michel Marc en su obra «Los Endebles». Gracias al espléndido grupo de actores que representan esta inspiradora obra. Pilar Boliver, Tino Morán, Eugenio Rubio, Miguel Conde, Carmen Ramos, Mahalat Sánchez, Olivia Lagunas, Dalí Gonzalez, Miguel Corral, Gabriela Guraieb, Servando Ramos. Decir un género es ocioso. Bouchard es el teatro mismo en todas sus expresiones de composición. Uno ríe, llora, reflexiona, se conmueve. Pero siempre habrá una certeza: al salir de sus obras uno no será igual. Una luz alumbró el halo de esperanza. En uno estará ser nuevamente poesía. Mi gratitud por una noche de teatro que inspiró este sentir, este halo de luz. Para el serial Historias de actores 28. Julián Parra Ibarra Elvira Richards Eugenio Rubio Ricardo C. White Pilar Boliver Michel Marc Bouchard(«Old Simon» is writing this. Congratulations for this powerfull and fabulous play. A great hug for you).
Escribe: Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de este en pie México Tenochtitlan.
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