CDMX.- Ante la lamentable noticia del fallecimiento de Tim Bogert, destacado bajista de la escena norteamericana mi mente viaja de regreso a 1970 y los recuerdos se agolpan. Los forajidos de la imagen lograda en ese año eran los integrantes de la banda norteamericana Cactus, de izquierda a derecha Jim MCarty, guitarrista, Carmine Appice, baterista, Tim Bogert, bajista y Rusty Day, cantante y armoniquista. Appice y Bogert ya gozaban entonces de un muy bien ganado prestigio como ex integrantes de Vanilla Fudge, agrupación que en la segunda mitad de los sesenta transitó de la psicodelia a lo que poco después sería considerado como rock progresivo sentando con ello las bases para lo que harían gente como Pink Floyd o el primer Deep Purple cuyos integrantes reconocen a VF como una gran influencia. Cactus era un grupo que destilaba una gran dosis de blues de la alta escuela arropado por una impronta sumamente pesada y agresiva, se puede decir que en ese aspecto también sentaron las bases para que surgieran posteriormente grupos como Free o Van Halen y se rifaban de tú a tú con Black Sabbath y Led Zeppelin, estos últimos siempre serían una sombra incómoda para Cactus quienes nunca lograron rebasar a los británicos en el gusto del público, aún siendo tan excelsos en su desempeño, basta con echar una escuchada a su discografía para apreciar de qué tamaño era su nivel. McCarty su guitarrista también traía su propio bagaje, fue miembro de Mitch Ryder & The Detroit Wheels cuyo mayor éxito en la radio fuera la rola que conocimos en México como «Diablo con Vestido Azul» y posteriormente grabaría el mega éxito de Buddy Miles «Them Changes». Por su parte Rusty Day vivió su vida en completa congruencia con su filosofía de gringo hippie, drogadicto y malo para escoger amistades lo que les costó la vida a él y a su hijo quienes fueran asesinados por narcos en la puerta de su casa en la década de los ochenta. El caso es que la foto dice mucho más de lo que parece, es un momento de la historia capturado para siempre, corresponde a una época en la que el rock gozaba de gran salud, tanto en el extranjero como en México, como ya dije, los músicos vivían acorde a su propuesta estética, eran auténticos, como los ves en la imagen así vestían siempre, las 24 horas, tanto arriba como abajo del escenario, no necesitaban campañas publicitarias tendenciosas ni mucho menos dependían de la televisión sino más bien de que su música sonara en la radio. Escuchar a Cactus es una experiencia salvaje y excitante, es escuchar rock de alto tonelaje no apto para mentalidades mediocres y mi generación fue muy afortunada porque los disfrutamos en su mero momento. Descanse en paz Tim Bogert, bajista excepcional que abrió camino para figuras como Jaco Pastorius, Billy Sheehan o Les Claypool por mencionar algunos. P.D. Para apreciar cabalmente el talento de Tim Bogert hay que escuchar «Oleo», rola contenida en su primer disco donde da cátedra de lo que es hacer un solo de bajo donde cabe todo; técnica, feeling, poderío y mucho rock. / Víctor Moreno, músico mexicano.
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