Tiburcio Carrillo Sandoval (1949 – 1996) firmaba sus cuadros con el seudónimo Tutukila, derivado de tutú, una flor asociada con el maíz y el peyote, y kixa, que refiere a la acción de azotar el maíz con un palo para que éste vierta el tamo antes de cortarlo. Nació en 1949 en la aislada comunidad de Santa Catarina (México), donde fue llamado Niukame, retoño de maíz, y salió de ella en 1963 para capacitarse de maestro.
Logró desarrollar una destreza e imaginación pictóricas que fueron la fuente de inspiración de otros como Mariano Valadez, quien se formó rellenando fondos de sus cuadros, poco después de que conociera al primero. En sus etapas creativas desarrolló una expresión muy original, con un estilo meticuloso tendiente al realismo y nunca usando más de un hilo a la vez. Plasmando en detalle las historias de su padre y otros familiares cercanos, reflejaba sobre la belleza de una cultura que nunca le soltó. El campo de color que rodea sus figuras sigue sus contornos con precisión, amplificando su irradiación en vibraciones sucesivas de forma y color. Sus composiciones son claras y logran el propósito de ilustrarnos de manera didáctica sobre su herencia cultural. / Juan Negrín.
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