“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Para todo se halla prueba y razón en qué fundarlo; y no hay razón para nada, de haber razón para tanto”.
En un día como hoy nace la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz pero de 1648.
Durante el siglo XVII las mujeres no tenían acceso a la educación y a la cultura, sin embargo la novohispana se consolidaría como una de las grandes del Barroco tardío
El Siglo de Oro español; existieron damas, e ilustres heroínas que enriquecerían la cultura –a veces en silencio, y otras enfrentándolos- gracias a su obra. De esta manera, a través de la óptica femenina se pudieron generar nuevos horizontes; que permitieron los posteriores –y aunque lentos- grandes avances para la mujer.
Se metió monja para poder pensar, aseguraba Octavio Paz. Ella sólo tenía pasión por las letras y por ello haría los votos con Dios, mas no se consagraría ni en las oraciones ni viviría bajo el miedo; que en aquel entonces dominaba la Santa Inquisición.
Cada palabra escrita por esta célebre monja era un reclamo femenino por su derecho a la educación y la interacción con la cultura; y aunque en silencio, el eco de su obra traspasó el mar y su época; siendo hoy la novohispana una fuente de inspiración para los escritores.
La «interacción femenina» con las artes en Nueva España, comenzó en la celda de sor Juana Inés, cuya pluma iniciaría una guerra intelectual contra aquel hermetismo cultural. El poema de Sor Juana está más emparentado con la ilustración, es un canto al conocimiento y la ciencia.
Sor Juana Inés definitivamente no estaba casada ni con Dios ni con sus votos, sino con el feminismo prematuro.
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