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He visto una serie contundente, poderosa, señalante de verdades basadas en profundas investigaciones, su nombre: «Somos».
¿Quiénes son «Somos»? Somos el México que calla. El indiferente. El sin memoria, el que no se pregunta qué sucede en nuestro México. Somos el país de la corrupción, de la falta de educación, el país de la falta de ética y principios, el que se forja en base al hambre y la ambición, el que se va al lado chueco. La podredumbre que corroe como el gusano a la manzana.
Somos el México de los desaparecidos. El de los asesinatos. El de las jóvenes desaparecidas o convertidas a la fuerza en prostitutas. Somos el país que es rehén de malhechores coludidos con el gobierno. Somos la tierra poseída y convertida en botín de unos cuantos. Ese de la «DEA» gringo (infiltrado y solapado) con fines oscuros en nuestro país. El México que pierde a su juventud, el que deja en las pupilas y en alma de los niños la sentencia del horror. El panorama arrebatado.
Todo este microcosmos se refleja en la serie mexicana, «Somos». James Schamur escribió el guion junto a Mónika Revilla y Fernanda Melchor, mismo que revela las trágicas consecuencias que tuvo la presencia del narcotráfico en Allende, Coahuila. Masacre perpetrada sin consecuencias investigativas en el año 2011. El serial está basado en el reportaje hondo de estudio, «Anatomía de una Masacre», de la periodista estadounidense Ginger Thompson.
Una realización impecable. Una serie con contenido que obliga a la reflexión. Es la presencia del narcotráfico vista desde el sentir y horror impotente de las víctimas. Es el infierno de imaginar en base a la ficción. El terrible decir: pensar que esto fue real.
Excelente guion que permite ejercer un punto crítico al espectador. La narrativa en imágenes causa impacto por la gravedad de los sucesos, pero tiene la virtud de distanciarse, de no presentar tan fuertemente la crudeza para que así el espectador ejerza una reflexión en base a su sacudimiento.
Siempre diremos como espectadores: ¿qué es esto? Se crea un suspenso en base al horror, pero siempre prevalece el punto crítico. La exposición de la serie parece una docuficción. Espléndidamente bien dirigida por los cineastas Mariana Chenillo y Álvaro Curiel. Su montaje de secuencias muy coherente y detallado, creando una unidad en el tono actoral. Una interpretación contenida con gran carga emotiva interior. Los actores, todos están estupendos. Una combinación de actores profesionales y amateurs.
Una serie coral de múltiples personajes. Un pueblo (Canatlán, Durango, que simula ser Allende Coahuila) que cobra vida. Locaciones impresionantes. Una naturaleza viva. Como un espectador que contempla el horror. Una luz maravillosa producto de ese sol duranguense que tanta fama dio a las películas internacionales filmadas en ese estado. La fotografía del querido Ignacio Prieto es un plus a la calidad narrativa: precisa, elocuente, detallando hechos de vida.
Un contraste interesante en tomas de día y noche, donde la luz crea atmósferas inquietantes, tal como en el último capítulo del serial.
La serie,» Somos», demuestra que no son necesarios elencos actorales de nombres. Ellos son prescindibles cuando el producto artístico está hecho con calidad. En «Somos», ningún actor es conocido. Sus extraordinarias cualidades y el magnífico trabajo de producción en todas las áreas, derrumba el mito de tener presencias renombradas. «Somos», está caminando mundialmente en Netflix, por su esmerada excelencia. Mención al gran trabajo de casting de Bernardo Velasco.
No tengo la menor duda en decir que es de lo mejor en series mexicanas que he visto en mucho tiempo. Un modelo alto a emular afortunadamente para las venideras producciones mexicanas. Ojalá así lo sea. “Somos”, demuestra que cuando se quiere se puede. Porque también somos el México de los grandes artistas.
Raúl Adalid Sainz en algún lugar de México Tenochtitlan
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