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El 26 de octubre de 1986, el reportero Carlos Legorreta del semanario local “Comentarios”, informaba sobre la edificación de una obra monumental con la que se le rendiría un reconocido homenaje al fundador hispano de Uruapan, Fray Juan de San Miguel.
En la nota se informaba que: “con un costo superior a los 20 millones de pesos se está construyendo una monumental estatua de Fray Juan de San Miguel, misma que pretende instalarse en el lado poniente de la parte posterior del templo de San Francisco, justo donde se inicia la calle de Independencia, según la dio a conocer la curia de la localidad en la publicación “Semanario Interparroquial” del pasado 12 de los corrientes”.
Cabe recalcar que la información de dicho medio religioso consignaba que la obra escultórica era realizada por un artista de La Piedad (Michoacán) Alfredo Núñez, “basada en un interesante dibujo efectuado por el sacerdote Mario Amezcua Barrera, siendo la consumación de un viejo proyecto acariciado desde hace quince años”, escribe Legorreta en “Comentarios”.
Abundando, el periodista decía que el precio de la obra había sido aportado por feligreses, y las sumas, administradas por la parroquia, “quien además está disponiendo los trabajos en su realización y proyecta un monumental montaje para la estatua, que dicen medirá 5 metros de altura y con un peso de 25 toneladas”.
Asimismo, en ese tiempo, datos referidos por el conocido sacerdote Isauro Pedraza, promotor de la obra arquitectónica y el primer divulgador del proyecto, aseguraba que la figura de cantera que representaría a Fray Juan de San Miguel, tendría un hemiciclo con varias columnas de buen material y otras decoraciones de mampostería.
De este modo, todo indicaba que de acuerdo a los avances constatados, el monumento a “Tata Juanito” sería inaugurado a finales de 1986; sin embargo, por diversos contratiempos habrían de pasar más de dos años para que el sueño de contar con una obra escultórica de cuerpo entero del fraile franciscano fuera una realidad. Es decir, la historia de su inauguración habría que esperar.
No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no venza. Dicho de otro modo, el semanario “Mensaje” (periódico diocesano de orientación católica), en su edición número 166, del 5 de marzo de 1989, cita en sus páginas centrales sobre la inauguración del monumento:
“Hoy a las 3.00 P.M. fue cortado el tradicional listón para inaugurar el monumento que Uruapan erigió en honor de su fundador Fray Juan de San Miguel a un costado poniente del templo de San Francisco, frente a la Avenida Independencia”.
Y abunda, que “fue el señor Obispo Monseñor José Raúl Robles Jiménez el encargado de cortar el listón, acompañado por los párrocos José Luis Sahagún de la Parra y J. Jesús Contreras, ante medio centenar de sacerdotes y un numeroso grupo de personas.
“A la ceremonia de inauguración asistió el alcalde Víctor Manuel Barragán Garibay, como autoridad municipal, a cuyo cuidado deberá estar la plazuela y el monumento por haberse erigido en la vía pública”, manifestaba la nota del semanario citado.
Al término de la celebración tomó la palabra el padre Amezcua Barrera, encargado de la obra, para anunciar el corte simbólico del listón con lo que sería inaugurado el monumento y se realizó un acto sencillo de la develación de una estatua de cantera con la figura del fraile franciscano.
Al respecto, el presbítero explicó que al concluir las obras de la última restauración del templo viejo, hoy San Francisco -hacía ya 20 años- quedaba libre todo el paño exterior del crucero poniente del templo con la calle Independencia, que exigía se le diera un uso.
En la sacristía había seis magníficas columnas cortinitas de bella cantera y muchísimas piedras del mismo material, todo esto unido a la necesidad de que Uruapan tuviera una estatua digna para mantener vivo el recuerdo a Fray Juan de San Miguel, se comenzó a remodelar el lugar y se pensó en el monumento.
Sobre el apoyo económico para la obra, esta corrió a cargo de la parroquia y de la administración seglar, de iniciativa privada, autoridades municipales y estatales, a través de las dependencias gubernamentales.
En su descripción, la estatua de Fray Juan lo circundaban seis columnas de cantera labradas, la que estaban colocadas sobre una explanada de cemento martillado, que medía más de 2.5 m de altura, a la que se llegaba por la hermosa gradería de cantera, cuya base servía de banca y jardinera, todo en el área de una plazoleta donde lucían hermosas plantas y flores; también, era iluminada por las noches con luz y faroles especiales.
Hoy al frente del monumento se ve la leyenda: “A Fray Juan de San Miguel, Fundador de Pueblos”.
Texto: Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan para “Tiempo de Michoacán”.
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