By 
CMDX.- Sólo un comentario: Si el FCE no tiene mucho que ofrecer, recuerden que las editoriales mexicanas tienen otros datos, es decir, otros libros, y que es obligación de la Dirección de Publicaciones y del FCE, dirigidas por PIT II, ayudar a promoverlos en el extranjero. La cultura es suma, no resta.
En ese poco que sí puede ofrecer el FCE están algunas de las voces más valiosas de la literatura mexicana: Paz, Fuentes, Garro, Amparo Dávila, Inés Arredondo, Sada, Arreola, Castellanos, Hinojosa, Morábito. Ese algo no es poco y negar su valor es mucho, muy preocupante.
En México, cada vez que un funcionario cultural se ufana de ahorrar un poco podemos apostar que el sacrificio fue grande y tendrá repercusiones importantes.
Si un editor no está dispuesto a ir al otro extremo del mundo para hablar con entusiasmo de los libros que publica o de los que han publicado sus predecesores, en la editorial en que aceptó trabajar, ¿qué tan sincero es su amor por los libros? ¿Qué tan amplía es su visión y opinión de la literatura?
Y si sólo una persona decide qué libros tienen calidad literaria para todo un país, la probabilidad de cometer un error o una injusticia es muy grande: en esas circunstancias sí, estoy de acuerdo: nos quedamos con poco qué ofrecer.
Si se reduce el apoyo de Educal y de las sedes del FCE para exhibir libros de otras editoriales, si el FCE no va o no apoya a las editoriales mexicanas para que promuevan sus catálogos en ferias internacionales, se avecinan tiempos muy difíciles para la literatura de este país.
Poco qué reconocer como valioso, y por ende, poco que ofrecer, por un lado; muchos prejuicios por superar, en el otro: dos de los retos que el FCE debe enfrentar para multiplicar y no restarle a la literatura mexicana. / Martín Solares, escritor.
Comments