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¿Qué ocultó Pinochet en su vida?, por eso estoy contra el coleccionismo
Un asesino en su paraíso. Lean esto: el dictador militar Augusto Pinochet poseía una biblioteca considerada, la más importante de Latinoamérica. Generalmente asociamos que tener una gran biblioteca o videoteca o fonoteca con un dueño gran lector o melómano o cinéfilo. Pero no es así necesariamente: el coleccionista es territorio ambiguo y contrastante, pues no hace ni mejor ni peor a la persona dueña de alguna colección: los casos de Hitler, Panikkar–ha regalado tres bibliotecas–, Alfonso Reyes, Manuel Puig, Neruda, Umberto Eco, que eran o son verdaderos fetichistas del arte o los libros.
Es evidente que «el hábito no hace al monje»: poseer los OBJETOS no lo vuelve a uno bueno, malo, asesino, filántropo. Pinochet hablaba «con faltas de ortografía», y miren que tenía más de 55 mil libros; conozco gente que tiene miles y miles de filmes, acetatos o libros que cuando hablan y en sus acciones, no se les nota que sean ni más inteligentes, sabios o filántropos, o asesinos o ladrones.
Yo soy enemigo del coleccionista por su ICONOLATRIA de los OBJETOS y luego que hacen famoso alguno—libro, acetato, filme autografiados por un famoso o de la colección de un famoso, especulan y AUMENTA el precio estratosféricamente.
Yo me conformo con leer el libro, escuchar la obra musical o ver el film y DEVOLVERLO. Lo que me importa es el contenido, no su materialidad. Los coleccionistas y los especuladores nos alejan de las obras fetichizadas. Invito que consulten: http://sudamericahoy.com/cronicas/la-secreta-vida-literaria-de-augusto-pinochet/
Juan Heladio Ríos Ortega.
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