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CDMX.- O de plano estamos aceptando posturas socio-culturales que nos están adelgazando la piel, o ya esto es un plan malévolo para ver moros con tranchete.
Los criticones, obvio está, desconocen que la base, el contexto y el concepto general claramente establecidos en Looney Tunes es LA PARODIA, la IRONÍA, la EXAGERACIÓN.
Al rato van a decir que Looney Tunes FOMENTA LA CULTURA DEL EXTREMISMO SOCIAL porque todas las situaciones las solucionan con «Nitroglicerina Marca ACME» y dinamita (también Marca ACME). Por Dios Buñuel. Además, ¿a caso las gatitas «acosadas» por Pepe Le Pew no lo dejaban SIEMPRE arañado, destrozado y SIEMPRE se defendían de él? Y, según se observa —favor de analizar los episodios en cuestión—, Pepe Le Pew NO ES UN ACOSADOR: es la parodia de un (culturalmente aceptable) «enamorador francés». Y de lo de Speedy González mejor ni hablemos, que hace décadas ya quisieron censurarlo y no pasó nada: nuestra Hermana Comunidad Latina de Estados Unidos no le dio importancia al asunto.
¿De qué se trata, pues..? ¿Siguen «Los Simpson» o «Family Guy» por sus aguda crítica al sistema? ¿Sigue «Bob Sponja» por hacer alucinar a los niños con personajes esperpénticos fuera de la realidad que influirían en sus tiernas mentes hasta convertirlos en esquizofrénicos? ¡Por Dios Buñuel! En plena pandemia, salvando vidas, perdiendo vidas, sufrimiento al límite y seguimos con pequeñeces? En lo absoluto niego decir que no haya causas vitales sobre justicia y equidad que ya urgen solucionarse, pero… ya se está exagerando la cosa, creo yo. / Leopoldo Laborde, cineasta.
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