A propósito del estreno y premiación del Film LA LA LAND, muchas discusiones se han suscitado que se basan en un dilema falso porque encierra dos discusiones bien diferenciadas: una, si el género logra verosímil, la otra, la realización integral de la película. Que guste o no guste un género es equiparable a que guste o no guste un alimento. Que sea buena la receta y que esté bien cocinado, es una discusión aparte. Puede gustar el pollo, pero no crudo o quemado, o aceptar la calidad de la realización del plato aun cuando el ingrediente principal no sea del agrado del comensal. Mezclar las polémicas, lleva a construir discusiones irresolubles. Puede el musical no ser de la preferencia del espectador y sin embargo encontrarse con un buen guion y una gran realización.
La discusión sobre el verosímil del género, encuentra terreno fértil en las historias cuya construcción posee dificultades. Claro que hay espectadores que privilegian la contemplación y otros la reflexión ante un arte que es drama y – al mismo tiempo – plástica cinética y por lo tanto, en ambos grupos la ponderación será bien distinta. En este caso, la destreza de la cámara, las coreografías, la banda sonora, la iluminación, las actuaciones de intérpretes versátiles y completos, están al servicio de un guion que posee la profundidad de un charco.
El argumento naufraga, porque tiene un error básico. el conflicto es débil. No conceptualmente, sino en su circunstanciación. El argumento cuenta la historia de dos personas que intentan triunfar en disciplinas artísticas y en su camino los obstáculos que se le oponen son menores. Ambas se enamoran y ante la encrucijada de seguir juntos optan por su realización personal. Para poder comprender en un libro cinematográfico la magnitud del amor, debemos presenciar la magnitud del sacrificio ya sea para conseguirlo o mantenerlo.
El sacrificio es la medida del amor dramático. Y la facilidad con la que los personajes obtienen el amor y sus logros artísticos, dota de un motor muy pequeñito para arrastrar con la potencia necesaria las características del género. Quienes priorizan en una película la contemplación, lo hallaran un defecto perdonable, contrariamente a quienes se conmueven con la reflexión. Una película de honda profundidad que alberga un conflicto similar pero de distinto género es «Born to Be Blue», en la que el protagonista tendrá que optar entre el amor a la pareja y el amor a la música y está resuelto de manera brillante.
Esta reflexión debe ser leída a la luz del siguiente hecho no menor: mientras Damien Chazelle está eligiendo el smoking nominado a la fiesta de los oscar llenándose de guita, yo chupo un mate amargo en San Telmo mientras escribo en facebook zonceras fugaces. No es un dato menor.
Alejandro Robino, argentino.
Nota: El musical La La Land fue galardonado este domingo, en la 70 edición de los premios de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, con el Bafta a la mejor película y fue la triunfadora de la noche con cinco premios.
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