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“No nos dejemos estar así, no podemos vivir con miedo”, Magalí Calle Silez

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La Paz, Bolivia.- Ayer mi hermano salía a una marcha pacífica desde Ibulo, nuestro pueblo, hasta La Paz, pero fue masacrado por las Fuerzas de Seguridad en Cochabamba. Mis padres también se movilizaban con él porque somos una familia cocalera, trabajadora de la tierra, indígena y estaban ahí, poniendo el cuerpo para defender nuestros derechos. Mis hermanas y yo lo veníamos siguiendo por televisión, entonces las noticias anunciaron que habían disparado, que un joven había recibido un impacto directo en la cabeza… Cuando dijeron su nombre se nos heló la sangre. La desesperación nos corría por el cuerpo, habían asesinado a Omar. Mi madre estaba en la clínica herida en el brazo, y fue ahí que escuchó lo mismo y volvió corriendo hacia el puente. Después empezaron a circular fotos y videos de mi hermano junto con otros trabajadores asesinados, les juro que no lo podíamos entender.
La última vez que se comunicó con nosotros, estaba muy emocionado, pero también asustado. Se habían unido con otras columnas de trabajadoras y trabajadores para poder pasar el puente porque estaban bloqueando los caminos. Fue entonces que empezaron a tirar gases y disparar a mansalva. Estaban armados hasta los dientes, pero la marcha era pacífica, nadie tenía nada encima. Ya se ha reconocido a ocho asesinados a manos de la Policía y del Ejército Militar. Quienes lo vieron, nos contaron que mi hermano se había acercado a ayudar a los heridos y le dispararon de frente.
Omar es nuestro único hermano varón, tenía 25 años y una familia. Imagínense sus hijitos de tres y cuatro años sin un padre. Era un joven muy humilde, bueno, amaba el deporte. Marchaba por la libertad de las polleras, porque nuestra madre es chola y cuando le dijo que saldría, él no lo dudó: “yo voy a ir a cuidar a mi mamá”. Y así fue, dejó todo lo que quería y salieron en una caravana pacífica. Aquí, con tanta discriminación, a las mujeres de pollera nos maltratan sin piedad, odian la Wiphala como si fuera una bandera oficialista, simplemente es la muestra de que Evo supo gobernar bien, dándole derechos y libertades a quienes nos la habían arrebatado.
El Golpe de Estado y este momento me hacen revivir la Bolivia del 2003, con la guerra del gas. Yo era chica, recuerdo cómo mi papá nos dejaba en el Chaco para salir a luchar. Hemos vivido todo eso. Hemos resistido todo eso. Luego, con la llegada de Evo Morales pudimos pasar años tranquilos, sin muertos en las calles, sin bloqueos a los trabajadores… ¿Saben por qué? Porque él entendía a su gente, nunca fue contra su pueblo, porque él era su pueblo. Ahora, otra vez, vivimos con miedo, la población está asustada, se dio rienda suelta al racismo. Sin dudas, esto es responsabilidad de Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y esa «presidenta», Jeanine Áñez que no fue elegida, que pusieron de manera forzada para fomentar la discriminación y luego dar la orden de que los militares salgan a la calle y disparen a la gente trabajadora. Nos quieren humillados, rendidos. Pero nos encuentran unidos, de pie.
Es inexplicable todo este dolor que sentimos, pero no puede ser en vano. Solo queda seguir por justicia, hasta que vayan a la cárcel los culpables de esta masacre, y que vuelva nuestro presidente, porque están matando a su gente. Necesitamos que nuestras voces se hagan escuchar en todo el mundo porque el cerco mediático aquí es inmenso. Solo pido, compañeras, compañeros, ¡alcémonos! Levantémonos juntos, por favor. No nos dejemos estar así, no podemos vivir con miedo. Por nuestros hijos, por nuestras hermanas, por nuestras familias, por las Wiphalas que nos representan. Hermanos indígenas, debemos salir a luchar.

Magalí, hermana de Omar Calle Silez, muerto en Cochabamba.

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