Venir a la tierra a nacer, a un momento plagado de dolor, tristeza e incertidumbre, ¿tiene caso?
Quizá no. Pero también quizá sí. A ese sí, quiero asirme. Pese a todos los pesares, la vida está ahí. Esperándonos. No siempre estarán las luces radiantes. Cristo nació en tiempos convulsos. Todos los niños nacidos en su fecha debían morir según Herodes. La pobreza lo circundó. Hoy es un tiempo similar de muerte y miseria. En nosotros está nacer con una sola consigna: cultivar como jardineros de vida la esperanza, la fe de que saldremos adelante. Hoy estas palabras cobran poderosa presencia real. En nosotros está construirlas como únicos maderos dentro de un mar tempestuoso y turbulento.
Que tengan un bello nacimiento de resurrección. Un encuentro espiritual con quienes no están con nosotros y una estrella de Belén que resurja a pesar de todas las oscuridades.
Les deseo una navidad de luz. Que descubramos la tanta abundancia que aún nos queda y pertenece. Hoy trata de verla por muy pequeña que parezca.
Raul Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.
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