La cirugía plástica como los tatuajes, son la rebelión de los sujetos contra la tiranía que nos impone la genética: los que se burlan de las mujeres»operadas» de «plástico» muestran su romanticismo: aman lo natural. Pero jamás somos naturales, no vivimos en cuevas, no comemos la carne cruda, no tenemos hijos con el primero o la primera que pasa; la seducción es puro artificio, jugando a la sinceridad, a lo «natural».
Las mujeres que deciden «artificializarse», con pinturas permanentes o cirugías, son artistas de su cuerpo-no siempre las obras son admirables, pero eso es otro asunto-, lo que se admira es el deseo de ser otro, perfeccionado, para ser amado, admirado…Amo los artificios:
Bendecidos sean:
los retóricos
los barrocos
los bizarros
los góticos
los alcohólicos
los gordos
los retorcidos
los hipócritas
los poetas farragosos
las novelas elafantiásicas
los poemas incomprensibles
los exóticos pavorreales
la lucha libre aérea
Las tlayudas de 14 alquimias
las vestimentas de los negros americanos,
los horribles tatuajes de los rusos presidiarios,
la ropa de los roqueros,
la voz, el sonido y los atuendos de Oxomaxoma reloaded con el Breaknólogo Bishop,
el mole poblano
el zacahuil
los trash films de John Waters
los curados de nuez, fresa, tunas y un infinito etcétera,
los discursos ininteligibles de los políticos y los abogados,
mis amigas hipermaquilladas operadas y con atuendos estrambóticos,
los perfumes, las fragancias para el mogambo,
el LSD
Los 60 ó 70 cigarrillos que diario fuma James Bond, elaborados en la casa Morland-en Grosvenor Street in London-con una mezcla de tabaco turco y griego fortísimos,
la pintura abstracta
las mujeres operadas…
Nota bene: si mi amada se quiere «operar la nariz», o implantarse derrière, hacerse liposucción, delineado permanente, soy el primer entusiasta y coopero para las transformaciones en metálico: ella también lo hace por mí, para que la ame, para que siempre me guste.
Hermanos, hipócritas, lo artificial es lo más humano de las creaciones humanas, la naturaleza es teleonómica, predecible y estúpidamente aburrida. Una vez que viste el Niágara, o el mar, eso será así siempre…
Y by the way: ¿no quisieran tocar a estas horribles mujeres rusas operadas?
«¡Que viva el mole de guajolote!».
Juan Heladio Ríos Ortega.
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