Fenomenología ilustrada del lance al ligue de una princesa destopologizada.
Una mujer plena inteligente, con proyecto propio, sólo acepta ser seducida-no violentada- por los símbolos que viste el hombre: dinero, físico, cultura, discurso encantatorio, trato aterciopelado y que «huela rico». Como un Romeo shakespeariano pero con tarjeta de crédito.
Una mujer sin proyecto, desolada, quiere perderse en la hipersimbolia de los mitos románticos, aunque la traten mal y al final salga despostillada.
La belleza de la mujer-que sólo dura una llamarada fugaz-puede ser una navaja de doble filo, para ella misma y para ellos-: una lotería pasional, una apuesta cósmica a la sexualidad, al poder, al erotismo: pero es mentira que «sólo lo fugitivo permanezca»…tarde o temprano, esa belleza acaba.
Dicen que los hombres por muy rudos o inteligentes que sean, siempre sueñan y suspiran por una princesa guapa aunque sea anencefálica: el latido salvaje del sexo, la progenie y el placer doblegan cualquier moral y voluntad. / Juan Heladio Ríos Ortega.
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