«La doctrina del shock» nos explica la ideología de Friedman, tan impopular que sólo puede imponerse mediante la tortura y la represión, y cuya idea central es aprovechar las crisis, los desastres naturales, la guerra y la necesidad de un «peligroso enemigo», para preparar el terreno con el que quebrar la voluntad de unas sociedades que, alcanzado ese estado de shock, renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza, dando paso al saqueo de los intereses públicos y la implantación de reformas en beneficio de las grandes corporaciones, en lo que se atreven a llamar «Libre Mercado».
La Doctrina del Shock se promueve a través del libro con el mismo título que se publicó el 2007, de la autora Naomi Klein, una connotada periodista. El término se refiere, muy en simple, al aprovechamiento de las crisis, tanto naturales como sociales, para impulsar reformas impopulares.
El primer caso que registra la autora es el del Golpe de Estado en Chile, en 1973, donde los militares tomaron el gobierno a la fuerza, con una posterior dictadura que duró 17 años.
Otros casos la Guerra de las Malvinas, la caída de las Torres Gemelas, tsunamis y terremotos en el mundo han sido registrados como casos de esta doctrina que se da en modelos capitalistas.
El nombre proviene del (desacreditado) tratamiento psiquiátrico de «los electroshocks» (TEC), donde se le aplican descargas eléctricas al cerebro del paciente en cuestión con la excusa de «generar nuevos canales», cuando solo se le está atontando para que se calme. Se postula que eso mismo hacen gobiernos a nivel social general.
Dentro de los responsables de la Doctrina del Shock estarían organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, se postula que estos dos entes son propulsores de que esto suceda en las economías.
Por cierto, Carlos Lange, en la Revista Invi se refiere al tema y hace comentarios sobre el texto de Klein: (Las tragedias…) han sido aprovechadas para instaurar lo que ha denominado como el “capitalismo del desastre”, una doctrina formada bajo los presupuestos políticos, económicos y sociales desarrollados por el padre de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, y cuyo principal objetivo es desmantelar los restos del Estado de Bienestar y promover a nivel global el modelo de desarrollo neoliberal.
A juicio de la autora, para los seguidores de Friedman, caracterizados por su marcado carácter neoconservador, las fuerzas económicas del mercado como la oferta y la demanda, la inflación y el desempleo, constituyen fuerzas naturales, fijas e inmutables, a las cuales es necesario volver borrando todo rastro de intervención estatal que impida la consecución del libre mercado, entendido como “utopía de los emprendedores”. En este sentido, el “capitalismo del desastre” postula que detrás de toda “tragedia” es posible ver una “oportunidad”, como es la de aprovechar el trauma colectivo para promover e implementar reformas económicas y sociales de carácter radical sustentadas en los principios básicos del corporativismo como son la eliminación del rol público del Estado, la absoluta libertad de movimientos de las empresas privadas y un gasto social prácticamente nulo.
La implementación de este modelo debe su éxito a una estrategia política denominada como “la doctrina del shock”, la cual orienta los procesos de reconstrucción implementados como respuesta tanto a los efectos de intervenciones militares como a desastres naturales de distinto tipo, abriendo “apetitosas oportunidades de negocio” a los agentes, defensores y promotores del “capitalismo del desastre”.
El libro de Naomi Klein está disponible en diversos idiomas y plataformas, tanto online como en papel. Una lectura recomendada. / Juan Barrientos Figueroa.
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