Raúl Adalid Sainz
La comparación entre Pelé y Maradona es ociosa en muchos sentidos, al gran brasileño le tocó un futbol más ofensivo, donde los dispositivos tácticos cerrados no eran la norma, a Maradona le toca el opuesto, un futbol donde la marca, y el cerrar los espacios fueron característica, ni que decir de las férreas marcas que vivió en el futbol italiano.
Ahora en cuanto a situaciones hipotéticas de si Pelé hubiera brillado en la era que le tocó a Maradona, indudablemente que lo hubiera hecho. Estamos hablando de dos muy grandes futbolistas. Decir el mejor es totalmente ocioso. Tuve la fortuna de ver a ambos en México, en los mundiales donde alcanzaron su clímax, México 70 y México 86.
Decir por números quien fue mejor es frío, distante, el futbol no son cifras, son circunstancias, épocas, rivales, compañeros de equipo, dispositivos tácticos… etcéteras que sólo el profundo conocedor futbolístico conoce a profundidad.
Dos inmensos jugadores de talento, inteligencia por encima del rival, con carácter, liderazgo en la cancha, factor influyente en los compañeros, los dos con una pierna izquierda de ensueño, driblaban maravillosamente, velocidad en el pique, pases precisos, tiros de larga distancia, definidores en el área, grandes ejecutores de tiros libres y de penales, quizá un atributo a favor de Pelé: era un gran rematador de cabeza.
No pesó nunca en su historial una mano de Dios. Hablar de vida personal no entra en este sencillo comparativo de amante del futbol. Hablé de la cancha, que es el asunto, la materia a tratar. Los dos me emocionaron y mucho.
Escoger a uno: me quedo con el futbol de » Pelusa», por una razón, Maradona elevó a un seleccionado de calidad sí, pero que con su talento le dio el plus. Fue fundamental en la consecución del título de 86 en México, igual fue en su etapa en el Nápoles, un caudillo.
Pelé en México 70, estuvo rodeado de talento: Tostao, Jair, Rivelino, Jerson, Carlos Alberto, Clodoaldo, ni que decir en los mundiales anteriores, simplemente citar a Vavá, Garrincha, Mario Zagallo, Dyalma Santos. Aunque las individualidades de Pelé fueron extraordinarias, así como su participación para el equipo.
Decir el mejor es sólo por gusto y eso será subjetivo. Quién argumente cosas fuera de la cancha no entra en este pensamiento estrictamente futbolístico. Dos Merlines maravillosos para quienes tuvimos el privilegio de asombrarnos en el rectángulo del ensueño.
Raul Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.
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