Si hubieran sido capaces de imaginar lo tontos que son los ordenadores. De hecho, tienes que tener música en tu corazón y ritmo en la sangre, o al menos tonterías en la cabeza. Al fin y al cabo de algo se tienen que alimentar. Si no tienes nada que meter en la máquina difícilmente puedes esperar que salga algo decente de los cables que tienen detrás.
Solo tienes que sentir que tienes algo que decir. Lo mejor es dar un paseo y silbar melodías. Si te gustan tus melodías y te apasiona hacer algo así, cómprate primero un Casio barato para usarlo en casa o un pequeño Roland. Si luego te entusiasma lo que has tecleado en tu secuenciador, aunque solo sea con un dedo, podrías comprarte al final un ordenador con un programa sencillo para componer música como Cubase o algo así de simple. Y si puedes escribir historias y quizás también poemas, eso es una buena ventaja.
Eso es lo más importante de todo: el deseo y el entusiasmo por algo que no conoces pero imaginas. Tú tienes que involucrarte de verdad en algo o no descubres nada.»
(`Kraftwerk: Yo fui un robot´, Wolfang Flür). / selección de texto: Alejandro Aguerre, músico uruguayo.
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