Texto: Sergio Ramos Chávez, cronista de la ciudad.
“Me motivó el pensamiento de que, sin fomentar al pueblo a una cultura general, corremos el peligro de una religiosidad fanática y de seguir teniendo multitudes subdesarrolladas”, explicaba a “Comentarios” su fundador Isauro Pedraza, quien aseguraba que “un pueblo culto no puede ser esclavo”. De ahí lo valioso del nacimiento de la biblioteca. 1
Un hecho que pasaría a la historia de la educación y el fomento a la lectura en Uruapan fue sin duda el proyecto que emprendiera el sacerdote Isauro Pedraza Ureña, quien dirigió la creación de la primera biblioteca en la vida del Barrio de San Juan Bautista, mejor conocido como Barrio de San Juan Quemado.
Sobre este tema, hay un antecedente informativo que lo encontramos en el semanario “Comentarios”, en la edición publicada el domingo 28 de octubre de 1984, donde se da a conocer una entrevista con el entusiasta religioso salesiano, originario de Peribán.
Michoacán; dejando constancia del ambicioso proyecto:
“El padre Isauro Pedraza está empeñado en que antes de que finalice el año, en el atrio de la capilla de San Juan Quemado, quede instalada la biblioteca que formará parte de un Centro Cultural que se viene construyendo desde hace años y que son aportaciones públicas de los feligreses”.
La visión de establecer el espacio de consulta bibliográfica tenía una misión ya que, además de que esta obra, a decir del propio sacerdote Pedraza Ureña, contaba en mucho con la simpatía y el apoyo de la grey católica del barrio situado al noroeste del centro de la ciudad:
“La finalidad es preparar a los jóvenes, pero de manera sobresaliente proporcionarles los medios para que realicen sus consultas o acudan a utilizar el material bibliográfico para lectura en general”, añade el periodista del medio impreso.
“Es tal el tesón en que esta obra se termine antes de 1985, -refiere a Comentarios-, que da por hecho que en diciembre se abrirá al público. Y va a ser bautizada como la Biblioteca Parroquial y no solamente por el sitio en donde se encontrará, sino por el origen y la función social que cumplirá”.
Cabe destacar que el padre Isauro Pedraza fue un religioso de nobles ideales a través de su flamante “Programa para la Cultura en Uruapan”. Esto nos recuerda aquella labor educativa y la misión religiosa a favor de la comunidad del propio Morelos cuando fuera maestro en la villa de San Francisco Uruapan hacía 1796, o de Tata Panchito (Francisco García Ortiz); o de la caridad social a principios del siglo XX del Sr. Cura Bustamante; del padre José Ochoa y el Señor Cura Sahagún de la Parra, o el mismo padre Juvencio Méndez Peralta, el de “Las Chicas Malas”.
Cabe precisar que habría de pasar un año para cristalizarse el proyecto cultural que encabezara el presbítero michoacano apoyado por los propios vecinos del mismo barrio.
Ciertamente, en el semanario interparroquial “Uruapan” (época II, número 330, del 27 de octubre de 1985) aparece un artículo suyo donde escribía estar convencido de que la fe y la cultura son complementarias, y afirmaba que “me he dado a la tarea en la comunidad de San Juan Bautista, en fundar una biblioteca de consulta a servicio de todo el pueblo de Uruapan en los locales nuevos de la misma capilla”.
En tal documento impreso anunciaba que la inauguración del lugar sería en noviembre de 1985, con servicio gratuito permanente.
En cuanto a la restauración, se remozó el total de la capilla (erigida originalmente en el siglo XVI), del atrio, graderías y cancel metálico. Se compró un predio para completar el terreno que se necesitada, de medida 16.0 x 14.0 metros.
El espacio de la biblioteca se fijó en la planta alta del edificio, en un salón de 12.0 x 16.0 metros; y se abrió otro salón con mismas medidas para usos múltiples, más otros dos salones de menor tamaño, uno para jóvenes y otro para catequesis; por cierto, se ubicó una casa para el capellán, dos recamaras, comedor, cocina y oficinas. De igual forma, servicios higiénicos para los que consultaran la biblioteca.
En el mismo semanario interparroquial “Uruapan” (época II, número 331, de noviembre de 1985), el padre explicaba al impreso religioso que por su propia experiencia “pienso que, para mejorar a nuestro pueblo, no sólo son tan útiles las llamadas escuelas católicas, como otros medios de Evangelización bien organizados, grupos eclesiales de base. Por lo que a la biblioteca, me motivó el pensamiento de que, sin fomentar al pueblo a una cultura general, corremos el peligro de una religiosidad fanática y de seguir teniendo multitudes subdesarrolladas”.
El periodista le preguntó: ¿por qué escogiste el Barrio de San Juan Bautista?, a lo le respondió:
“Yo hubiera querido escoger un barrio muy pobre, pero las circunstancias me empujaron al lugar actual lo cual después de todo salió mejor, porque San Juan (Bautista) tiene acceso fácil para toda la ciudad y además pienso esto: Fray Juan de San Miguel formó al Barrio de San Juan Bautista con centro religioso y social; ahora mis colaboradores y yo queremos añadirle a este barrio un Centro Cultural”.
El sueño cultural rindió sus frutos. Precisamente, bajo una fiesta que tuvo eco en la vecindad del barrio de San Juan Quemado, el día de la inauguración fue el 3 de noviembre de 1985, tal como lo señala Janet Santacruz Villaseñor en “La Biblioteca Isauro Pedraza Ureña”, reseña que se encuentra en la revista local “Espacio Cultural”, año 1, número 4, septiembre de 2005.
La alegría de todo el barrio fue considerable. Se preparó un atractivo programa cultural.
En punto de las 12:00 hrs. del mediodía hubo misa consagrada oficiada por el Sr. Obispo, después un acto socio-cultural: informe general de los logros alcanzados, la presentación de bellos cantos y una hermosa declamación, música típica y la exhibición de danzas autóctonas, todo en el patio de una de las capillas que siglos atrás fuera erigida a instrucción de Fray Juan de San Miguel, la del Barrio de San Juan Quemado. 2
A continuación y ante la gran algarabía de los asistentes, con todo respeto se bendijo el espacio construido, junto con una campana, efectuándose el corte del listón inaugural, para más tarde invitar una sabrosa comida acompañada de aguas frescas, destinada a alrededor de 800 personas que se congregaron en la ceremonia.
Culminaba el sueño de un sacerdote visionario, el acervo de la biblioteca era una luz que iluminaba el campo de la enseñanza, del saber.
Desde su creación la biblioteca arrancó con material otorgado por donadores, siendo cerca de cuatro mil ejemplares que se exhibían en los estantes para el servicio de los interesados, más que nada alumnos del nivel primaria y secundaria; pero en un tiempo no lejano se pretendía subir a los 8 mil, ya después se trató de llenar toda la capacidad de los anaqueles que estaban hechos para 12 mil volúmenes, por lo que quedó abierta la propuesta de apoyo.
Hacía falta una fotocopiadora (de costo millón y medio de pesos, ¡de aquellos pesos!), proyectores, mapas, y esferas de los astros. Pero poco a poco se fueron solventando las necesidades.
Agrega Janeth Santacruz en “Espacio Cultural” que “es importante señalar que el padre apoyaba económicamente con un 60 % aproximadamente, siendo quien se encargaba de la compra de libros, la cual estaba siempre actualizada y viendo que funcionara adecuadamente a las necesidades de los estudiante”.
El proyecto de la biblioteca tuvo mucho eco entre los habitantes de la localidad, incrementándose el deseo de la gente en apoyar por medio de donaciones y aportaciones.
Bajo esta generosidad, una gran cantidad de accesorios fueron regalados: madera de diversas medidas, libros en excelentes condiciones, trabajos de arquitectura e ingeniería sin cobro alguno.
Y es que para la primera etapa de construcción y mejoras, se calculaba un gasto por la cantidad de 30 millones de pesos aproximadamente.
En cuanto a las fuentes de esos recursos, el padre Isauro -como se le conocía entre las familias del barrio- era un estratega, y el anhelo de mejorar la vida cultural de los pobladores no podía quedarse en proyecto.
Por ello, entre los mismos habitantes de esa zona de la ciudad creó un comité y fomento las colectoras; es decir, excedentes económicos del propio Barrio de San Juan Bautista, las cuales recibieron un diploma del Señor Obispo.
Hasta buscó personalmente ayudas de amigos de todo Uruapan y fue aquí cuando su enfoque generador de recursos dio como resultado constituir una comisión para recabar dinero en eventos, festivales, tardeadas, kermeses, claro que todo esto con plena autorización del párroco de San Francisco y el respaldo moral de sacerdotes.
El ingeniero agrónomo Herminio Tavera Mora en una entrevista -con quien esto escribe- hecha el 23 de abril de 2017, recuerda cómo es que se generaba dinero para el centro cultural y religioso, concibiendo hasta críticas muy negativas de parte de un sector de la población:
“Nos íbamos a los eventos de los estelares de la feria del aguacate, cuando vino la cantante mexicana Yuri, y otros artistas populares, rifábamos televisiones entre los asistentes, el padre les decía lo valioso de la compra de boletos y a dónde se destinarían las ganancias de la rifa”.
Y añade: “Hubo un lugar que se habilitó modestamente, en un terreno en la calzada Benito Juárez, en la esquina del periódico La Opinión de Michoacán, que se cercó con tablas y capote, era conocido como El Disco Tablas, ahí se hacían tardeadas para lograr financiar los gastos y en primer orden de la biblioteca, mejoras de la capilla y sus anexos”.
En síntesis, al fundarse la biblioteca se le puso el nombre de San Juan Bautista.
Decir que para 1989 el acervo era de más de 15,000 mil volúmenes, asimismo disponía de varias subscripciones de revistas que se recibían mensualmente, periódicos diarios y un semanario independiente; la biblioteca tenía servicio de copiadora a bajo costo, salón audiovisual y una hemeroteca única en su tipo.
Ese año, durante las fiestas patronales del barrio de San Juan Bautista, en la planta baja del edificio donde se ubicaba la biblioteca se develó una modesta placa en honor al padre innovador, que a letra dice:
“Al conmemorar el 40 aniversario como sacerdote Isauro Pedraza Ureña, el barrio de San Juan Bautista le agradece su incansable labor en beneficio de la comunidad. Uruapan, Mich., 29 de junio de 1989”.
Nadie puede negar que durante más de una década, quizás dos, el éxito que tuvo la biblioteca fue notorio, a tal grado que llegó a competir con la biblioteca más importante del municipio, la “Lic. Justo Sierra”, fundada en 1947.
Fue la época dorada de la biblioteca. Un tiempo en que las consultas se multiplicaron ampliamente, no sólo por los alumnos de los planteles cercanos como la escuela primaria Año de Juárez y Gabriela Mistral; al contrario, era consultada por alumnos procedentes de la preparatoria Lic. Eduardo Ruiz y de la Ciencias Agrobiológicas, hoy Lázaro Cárdenas. De algunas primarias circunvecinas al barrio, colegios y de otras partes de la ciudad.
Por ejemplo: un libro muy cotizado en la consulta diaria fue el Algebra de A. Baldor, que era solicitado por muchísimos alumnos. También lo eran revistas, periódicos, libros de historia, biología, química, física, literatura, ciencias, temas enciclopédicos, en fin.
Había pasado una década, y a principios de 1999 la comunidad del barrio propuso que se cambiara el nombre de la biblioteca por el del padre fundador, quien cumpliría sus bodas de oro sacerdotales; aprobada tal iniciativa ciudadana, desde ese año hasta la fecha se llama: Biblioteca “Padre Isauro Pedraza Ureña”.
Un hecho triste y lleno de nostalgia para la comunidad religiosa de Uruapan y por supuesto del barrio, fue el inesperado fallecimiento del padre, ocurrido ese mismo año.
Desde entonces, dejó un estimable legado cultural por el cual se debería luchar para que siguiera funcionando.
Tantas y tantas historias podíamos recordar del padre Isauro, su personalidad, su estatura religiosa, su seguridad y firmeza, pero por dentro un corazón noble y amoroso. Amoroso de su capilla, de la biblioteca. Del saber.
Casi nadie conoce que el padre Isauro también fue un tenaz promotor de la obra arquitectónica y el primer divulgador del proyecto de la construcción del monumento a Fray Juan de San Miguel que se erigiera en febrero de 1989, y está situado a la salida poniente del templo de San Francisco, e inicio de la Calle Independencia, pero esa es otra historia.
Tras la muerte del sacerdote michoacano sus restos fueron sepultados en la misma ermita del barrio, mientras que el patronato “Uruapan en lucha por la cultura” A. C., se hizo cargo de la biblioteca.
Para 2005 el acervo de la biblioteca tenía en su registro un total de 16 mil volúmenes, además la hemeroteca seguía funcionando para consultas más especializadas y se ofrecía el novedoso servicio de una videoteca.
El mundo estudiantil se concentraba en la biblioteca del barrio, popularizándose en tal medida que los horarios a veces se dificultaban para satisfacer su demanda.
El tiempo ha cambiado. En años recientes, con el arribo de la tecnología y los distractores del ciberespacio, a la par la falta de motivación y de difusión la utilidad de la biblioteca ha decrecido en buena medida, la austeridad y falta de recursos es notable.
Hoy día se requiere una actualización del acervo y no pocas mejoras, pero con voluntad se pueden emprender tareas que permitan acercar a los estudiantes y usuarios en general a esta biblioteca, ya que estamos de acuerdo en que en estos días, el gusto con que se iba a las bibliotecas no es la misma, a pesar de que son generadores del saber y del conocimiento. Una biblioteca actualizada en el acervo, modernizada, sería dar continuidad al digno proyecto del padre Isauro.
Se debe atender este tema para mejorar la vida cultural, educativa y de formación de la comunidad en su conjunto, del municipio de Uruapan. Más allá de los discursos políticos ¡Ojalá y así sea!
Mientras tanto, en este momento en la biblioteca creada por el padre michoacano, podemos notar que el acervo está en una situación regular, el cuál es necesario darle una revisión a detalle, ver su estado físico, el peligro de la humedad o de contaminarse de microorganismos.
Igualmente, incrementar nuevas obras, precisar mejores diseños de consulta, equipo de cómputo, internet. Y Si es posible, disponer de un mejor equipamiento, promoverla más.
Hoy en día la biblioteca es parte de las atenciones que tiene el patronato del Barrio de San Juan Bautista y de acuerdo con la Dirección de Cultura del gobierno municipal, no está incorporada a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas debido a que se integra por donaciones, aunque cuenta con personal que le destina el H. Ayuntamiento en funciones.
Con la esperanza de que no concluya el sueño cristalizado de un religioso visionario, revolucionario y de sus fieles colaboradores, y más bien se busquen alternativas de apoyo económico y asesoramiento, interés, tenemos la esperanza de que muy pronto regresará la alegría y el ambiente que se viviera en su época dorada, cuando la biblioteca era un verdadero espacio de fomento al aprendizaje y la lectura.
Notas:
1 “Comentarios”, 28 de octubre de 1984.
2 La fundación hispana por este seráfico franciscano en 1533.
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