Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad
A fines del siglo XIX, concluida la etapa histórica de la Guerra de Intervención Francesa, estaba en camino la reconstrucción y el mejoramiento del área urbana de la pequeña ciudad de Uruapan, cabecera de la Prefectura.
Para entonces el edén michoacano contaba con su Casa Municipal, situada en el Portal Matamoros; tres plazas principales: la “Mártires de Uruapan”, la “Benito Juárez” y la “Fray Juan de San Miguel”, todas ubicadas en el corazón del pueblo.
Además, situados en el entorno de las plazas existían ocho portales: Gordiano Guzmán, Rafael Carrillo, Mariano Matamoros, Santos Degollado, Antonio Florentino Mercado, Ignacio Allende, Ignacio Zaragoza y Miguel Hidalgo. Sólo el Portal Juan Aldama estaba al noreste de la Plaza Benito Juárez, donde viviera la familia Mora, y hoy se encuentra un antro muy cotizado.
En torno a la ciudad todavía se hallaban siete de las nueve capillas fundadas en el siglo XVI por el misionero Fray Juan de San Miguel. Los hoteles Juárez y De Oriente, daban servicio a los visitantes, agentes de ventas o fuereños que llegaban al pueblo; mientras que para el esparcimiento y fomento cultural se contaba con el Teatro Juárez.
Del mismo modo, el gobierno de la prefectura destinó espacio físico para dos plazuelas, con el fin de tener en un futuro lejano un ambiente agradable y urbano adecuado para el descanso de la gente, éstas fueron: la plazuela Lic. “José María Izazaga”, conocida posteriormente como la plazuela “De la Ranita” y la plazuela “Donato Guerra”.
Las primeras noticias sobre la existencia de la plazuela “Donato Guerra”, distan del año de 1897, cuando el informativo de Morelia titulado “La Libertad” (tomo V, No.30, fecha 27 de julio de 1897) señalaba datos generales sobre el aspecto urbano y mejoras materiales que la ciudad había tenido.
Información que el nicolaita Napoleón Guzmán Avila explica debidamente. Parte del texto del historiador uruapense dice:
“El centro de la ciudad era dominado, en primer término, por la Parroquia de San Francisco, construida siglos atrás por Fray Juan de San Miguel. El edificio había sido incendiado y modificado en varias ocasiones por lo que su estado era lamentable y ruinoso para esta época. Detrás de la parroquia se encontraba la Plazuela Donato Guerra y la Plazuela Lic. José María Izazaga. De esta manera los uruapenses rendían tributo a un jalisciense que había combatido a los invasores franceses, y a un insurgente, miembro de la Junta Gubernativa de Uruapan”.
A finales del siglo XIX, en la casa del extremo oriente de la calle que lleva el mismo nombre de la plazuela, vivió la familia del prominente don Luis Fernández, quien fue un reconocido hacendado durante el porfiriato. La casa conserva casi en su totalidad su arquitectura original. Ahí a principios del siglo XX se estableció la Oficina General de Correos, misma que estuvo en ese lugar por varios años, inclusive en los primeros años de la revolución mexicana, y fue un lugar concurrido atrás de la plazuela, al que solían acudir los pobladores del añorado pueblo provinciano a recibir o enviar su correspondencia. Por los años 30´s del siglo pasado fue una librería y en los primeros días de enero de 1947, cuando se filmaba la película “Un Capitán de Castilla”, teniendo como locaciones Morelia, Pátzcuaro y Uruapan; y durante las grabaciones en esta ciudad, Tyrone Power, protagonista principal de la película, se hospedó en la casa del señor Luis Fernández.
Por otra parte, la plazuela en referencia, la más pequeña del centro que ha tenido Uruapan en su historia no ha sufrido cambios notales, y a diferencia fue testigo de la evolución y modificaciones que a través de las décadas registrara la ciudad. Por ejemplo, la destrucción del parián viejo, del antiguo colegio marista y del portal Allende.
En aquella época, uno de los mejoramientos más relevantes de la plazuela fue sin duda la construcción del “Monumento a la Bandera” edificado en 1947 dentro de las obras del gobierno de Roberto Pérez Magaña.
La obra cívica, se destinó para que la realizara el Arquitecto Marín, uno de los más conocidos del pueblo, al que por cierto también le encomendaran que diseñara y construyera la Pérgola Municipal, situada en el centro de la ciudad; padre de los escultores Jorge y Javier Marín.
El objetivo de la edificación del Monumento a la Bandera, fue para contar con un espacio donde se pudieran celebrar los actos cívicos de importancia patriótica, por supuesto en primer término el Día de la Bandera. De tal forma que fechas como el día 24 de Febrero de cada año, el sitio luce limpio y se distingue en esa zona, ya que tal fecha se reúnen las autoridades del gobierno local, educativas y la comunidad estudiantil para celebrar el acto correspondiente.
Cabe agregar que por su tamaño son muy pocos los negocios y comercios que han desfilado por la también calle Donato Guerra. Sin embargo, se puede recordar el Restaurante “las Palmas”, “La Pantera Rosa”, “Médica Uruapan”, y otras negociaciones.
Por último, hasta la fecha el lugar cuenta con un jardín y graderío que sirven de descanso para los vecinos del pueblo y visitantes que arriban a la ciudad.
Hace dos décadas, cuando gobernaba el Ing. Juan Rafael Elvira Quesada, mandó quitar el antiguo tabachín que distinguiera a la plazuela, ya que en temporada de lluvias le había caído un rayo y lo perjudicó. Fue entonces cuando se sembró otro árbol del mismo tipo y especie, el que hoy todos podemos admirar.
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