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CDMX.- Se cumplieron 49 años del fallecimiento de Janis Joplin, la entrañable Perla. A casi medio siglo de su desaparición, se mantiene vigente el impacto de su obra, de sus grabaciones, del recuerdo de sus conciertos. ¿Por qué a pesar del paso de los años pareciera que su aura cósmica continúa viva? Más allá del refrán tan manoseado que reza «Todo tiempo pasado fue mejor», el hecho es que hasta el día de hoy no ha surgido otra cantante como ella, no igual porque eso es imposible. Los tiempos cambian y la gente también.
Lo que en la década de los sesentas dio origen a todo un movimiento cultural y estético basado en las experiencias lisérgicas del cual ella era personaje insigne, hoy día quedaría circunscrito simplemente a figura de moda sujeta a sus excesos.
Queda claro que su voz era el vehículo de expresión de sus sentimientos, de su corazón, de su mente tan confundida como genial. Su imagen ha sido convertida en iconografía por los medios de entretenimiento que continúan haciendo enormes cantidades de dinero a sus expensas, lo cual fue una de las causas por las que ella no encontraba la satisfacción y la felicidad a pesar de cubrir ampliamente el espectro de lo que según los mismos medios significa ser artista de éxito.
Eso y su eterno sentimiento de soledad y marginación social fue lo que a la postre la llevó a la tumba a pesar de, aparentemente, tenerlo todo cuando en el fondo no tenía lo más importante para el ser humano: aprecio paterno y autoestima fortalecida.
A pesar de ser tan gigantesca en el escenario, en la vida real era una niña maltratada convertida en una mujer que encontró en el blues su vehículo de expresión ideal. Quienes vivimos esa época cuando ella surgió y nos deleitó con su voz y pasión, fuimos muy afortunados por ello y en la misma magnitud sentimos enorme tristeza cuando la perdimos, porque perdimos un pedazo de nuestro corazón.
David Moreno, músico.
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