1. Los libros, son entes abstractos, es decir sólo valen en su ipseidad-en su razón de ser que los hace ser lo que son-: la escritura y el mundo referido y referente aludido.
2. Los videos, valen por el relato cinematográfico contenido.
3. Los acetatos o viniles, o CD, o USB, valen por la música que almacenan.
De eso tengo en mi casa por miles, pero no son parte de una colección, pues no tengo ningún criterio para «coleccionarlos», son para mí, un puñado amontonado de ellos y basta.
Mis amigos coleccionan juguetes y objetos varios a escala o ceniceros, cajas de cerillos, búhos, ranas, águilas, luchadores, automóviles, aviones y un infinito etcétera: como los gatos: no sirven para nada son sólo ornamentales.
Yo-a los sesenta y siete años de mi vida- sólo tengo dos objetos y no los elegí yo: llegaron: el cochecito viene en la edición en Blu-ray, de Blade Runner; el dromedario de madera, contiene en su interior otro pequeño dromedario; creo, es de Siria o Turquía me lo regaló una querida amiga con la que me «pelié» y ya no recuerdo ni por qué.
El montoncito de estilográficas, no son una colección, se han ido juntando, todas funcionan, no son ornamentales, sirven para escribir.
La cajita y su contenido: pulseras y relojes, son lo más parecido a objetos coleccionables, pero tienen un valor sentimental: la cajita de madera un regalo, y las pulseras son un intercambio por valor de uso: mi amigo Juan me las hizo a pedido mío específico y no quiso dinero-valor de cambio-sino un bonche de filmes entrañables para él; esos viejos amados y utilísimos relojes, ni siquiera los compré, son herencia.
Es decir, mi depa, es la de un cuasi monje budista con una compu, y artefactos para escuchar música, ver películas y basta.
Jamás he coleccionado ni coleccionaré más nada.
Para mí, los coleccionistas-admirables por lo demás-, se aferran a su biografía personal, atesorando en esos objetos, sus recuerdos: es pues una lucha contra la muerte, coleccionan jirones de su vida.
Yo ya estoy muerto, bueno, de momento ando de vacaciones por la vida de mi vida: Der Mensch ist ein Sein bis zum Tode: El ser humano es un ser volcado hacia la muerte, y eso ni Dios ni el coleccionismo lo evita. / Juan Heladio Ríos Ortega.
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