Su aprendizaje los va haciendo conocedores de la medicina hasta llegar a ser DOCTORES. Es una pauta dramática en el camino de los hombres que día a día se enfrascan en disímiles combates con la muerte. Es un homenaje a quienes tan abnegadamente sufren durante sus intervenciones, se preocupan en el curso de recuperación y sonríen de satisfacción cuando ven coronados sus esfuerzos con el restablecimiento total de sus enfermos.
Ellos nos pueden hablar de sus experiencias acerca de la muerte, de la ingratitud de los hijos, del Más Allá y del calvario de sus enfermedades que lentamente como a cualquiera ser humano los van conduciendo al sepulcro. Los médicos también sufren, también se enferman y también mueren.
La humanidad honre a sus médicos, sus “Doctores”, “Maestros”, a los que su sensibilidad no les permitió ser maquinas ni números y cristalizaron su profesión con grandeza humana conocedores del dolor del cuerpo y del alma, aquellos que miran y escuchan a su enfermo, sabedores de que un cuerpo enfermo es el resultado de un alma doliente.
Apóstoles de cristo, conocedores de la arquitectura de la obra del Maestro. ¡Benditos sean los médicos que al llegar a la senectud legan su sapiencia a las nuevas generaciones y saben retirarse a tiempo! Para ellos no hay fronteras.
¡Feliz día del Medico!
Comments