Hilma af Klint fue la primera artista que desarrolló el lenguaje de la abstracción en el arte. Antes que Mondrian, Kandinsky y Malévich, los reconocidos por la historia como precursores del Arte Abstracto, af Klint llevaba años creando cuadros que prescindían de toda figuración.
Nació en Solna, Suecia, en 1862, donde entró a la Real Académica Sueca de las Artes en 1882, uno de los pocos lugares de Europa donde a las mujeres se les permitía estudiar.
La influencia del espiritismo y ocultismo en los países europeos, a finales del siglo XIX y principios del XX y los descubrimientos científicos de la época la llevaron a interesarse por el más allá y lo oculto. Formó un grupo con 5 mujeres, «Las Cinco,» con quienes durante diez años realizó prácticas meditativas y artísticas supuestamente bajo el influjo e inspiración de los llamados «Maestros Ascendidos»
Hilma, siempre atribuyó su creación artística a un dictado divino, que le permitió crear la dimensión espiritual que buscaba modelar lo invisible en su obra.
Desde 1906, la artista comenzó un desarrollo más pronunciado en su trabajo hacia la abstracción, que hizo que durante nueve años creara 193 pinturas, llamadas las Pinturas del Templo. En 1908 conoció a Rudolph Steiner, fundador de la Sociedad Teosófica (una sociedad para la búsqueda de la sabiduría divina, sabiduría oculta o espiritual) y fundador de la Antroposofía, que busca lograr la comprensión global del hombre y el mundo. Este encuentro fue transcendental para que Hilma siguiera desarrollando un arte que buscaba transmitir las experiencias supraterrenales que afirmaba sentir. Steiner le recomendó que ocultase sus pinturas durante 50 años.
La secta, la nefasta influencia de Steiner y su condición femenina son tres de las razones de la escasa relevancia histórica de Hilma en el movimiento abstracto.
Siguiendo el consejo de Steiner, Hilma continuó trabajando su legado artístico creando un lenguaje con la abstracción y formas recurrentes como círculos concéntricos, óvalos y espirales, mientras abordaba temas duales como lo femenino-masculino y la materia-espíritu. En 1925 abandonó completamente la pintura para dedicarse a los estudios teosóficos.
Según su testamento, sus más de 1000 obras debían permanecer ocultas al público durante 20 años tras su muerte en 1944. El dueño del granero que albergaba las obras de Hilma amenazó a los herederos con quemar los cuadros si no los retiraban de la estancia, un sobrino optó por rescatar su legado y gestionarlo para su exhibición.
En 1984 fue la primera vez que las pinturas de Hilma af Klint fueron vistas por el público, en la exposición “Lo espiritual del arte”, en Los Ángeles.
Nieves Duaso, española.
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