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CDMX.- Será nazi pero su obra no es espuria. La obra completa es de más de cien volúmenes. Ese filósofo que quiso ser en 1932-tomen nota, 1932- el Aristóteles de Alejandro-Hitler; se desilusionó de ello un año después y la guerra no empezó sino en 1940. Los campos de exterminio funcionaron dos años antes de la derrota alemana.
A Heidegger le tenían envidia la pléyade de filósofos, sus Inter-pares, puro peso pesado, porque sus alumnos lo consideraban, el rey secreto de la filosofía alemana (Der heimliche Köning der deutschen Philosophie). Sus enemigos decían que su obra era producto de un psicótico, esquizofrénico, con una escritura incomprensible y que su nacionalsocialismo era suyo, individual y no tenía nada que ver con el verdadero nacionalsocialismo. Al término de la guerra lo acusaron-justificadamente- de nazi, lo sometieron a juicio, le quitaron la pensión, su biblioteca y en ese momento sufre un Zusammenbruch=nervous breakdown=depresión y lo internan en una clínica.
Enigmático: no le interesó estar en Berlín, vivía en su pueblo en una pequeña cabaña, no usaba reloj, no tenía televisión ni teléfono. Vivía modestamente, en la miseria, nunca le interesó el dinero y mucho menos la riqueza. Su amiga y discípula Hannah Arendt le enviaba a la familia Heidegger alimentos de Estados Unidos pues en Alemania estaban racionados y los ciudadanos pasaban hambre.
Errático, pusilánime, vanidoso sí, pero su obra no es espuria: ahora que se publicaron los Cuadernos negros-serán cuatro tomos-donde manifiesta su entusiasmo por Hitler en pro de la unificación de Alemania y donde destellan «ciertos rasgos antisemitas»; eso, mas los cientos y cientos de cartas que escribió, nos darán todo el contexto del caso-Dossier Heidegger: sus herederos, el hijo Hermann Heidegger atinadamente autorizó que se publique TODO lo que escribió su padre. Ahora sí se justipreciará la importancia de ese monumento llamado Ser y tiempo, ya se verá la contemporaneidad de su pensamiento y se comprenderá el clima pre y posnacionalsocialista en la cual se produjo. Heidegger es un hueso duro de roer y a casi cien años de Sein und Zeit está en el centro de la discusión filosófica, clamando por un deslinde estrictamente filosófico.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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