Ayer le fue entregada la «Medalla Bellas Artes», al cineasta mexicano actual que ha marcado una ruta: la de la sinceridad y la coherencia. Siempre con su idea de ver la vida retratada para el cine. Arturo Ripstein tiene un público: aquel que decide confrontarse en su ser. Aquel que decide charlar con la inteligencia y la sensibilidad; con el cineasta y su discurso. Aquel que es capaz de salir de su medianía. Aquel que es capaz de ver a México y su ser mexicano. Aquel que es capaz de verse en la complejitud de su ser universal. La mayoría del público mexicano huye de su cine, del cine inteligente, verdadero, de aquel que retrata su realidad. Se ufana gallardamente, mediocremente y dice «Yo no veo cine mexicano». Sin saber que al negarlo se niega a si mismo. Ver el cine de Ripstein,es palpar verdades que exigen respuestas. Es hacer viajes sin concesiones al alma de sus personajes. Es ponerse el espejo y ver nuestra intolerancia y tolerancia, nuestros sobajamientos en nombre de la pasión, del amor, es descubrir nuestra sexualidad callada, escondida, es ladrar furioso al descubrir la verdad de quien eres en realidad. Eso por decir sólo algo de lo que provoca este cineasta que para mí es como un continuador del cine mexicano de Buñuel. Ripstein es un artesano. Sus encuadres, su montaje, su composición, es digna de un mecanismo de relojería. Una maquinaria con contenido, con estilo. Un cine al servicio de la idea. Grandes actuaciones se han visto en sus películas. Don Ernesto Gómez Cruz en «El Imperio de la Fortuna» y «Cadena Perpetua». Pedro Armendáriz en «Cadena Perpetua». Julieta Egurrola en «Principio y Fin» y «Profundo Carmesí». Gonzalo Vega, Roberto Cobo, y Julian Pastor en «El Lugar sin Límites». Arcelia Ramírez en «Así es la Vida» y «Las Razones del Corazón». Blanca Guerra y Alejandro Parodi en «El Imperio de la Fortuna». Patricia Reyes Spindola en «La Reina de la Noche», «La Mujer del Puerto», «La Perdición de los Hombres», y » La Calle de la Amargura». Delia Casanova, Alonso Echanove y Ernesto Yañez en «Mentiras Piadosas». Fernando Luján y Marisa Paredes en «El Coronel no tiene quien le escriba». Claudio Brook y Rita Macedo en «El Castillo de la Pureza». Jorge Martínez de Hoyos y Enrique Rocha en «Tiempo de Morir» y tantas y tantas maravillosas interpretaciones. Ayer el cineasta en su discurso dijo: «Existen dos tipos de cine: El que se hace pensando con el corazón, las tripas y con los ojos y el que se hace pensando en la cartera, por eso hoy día es frecuente confundir el éxito con el talento». Arturo Ripstein, cine mexicano auténtico. Lo otro son éxitos personales de mexicanos notabilísimos que triunfan en Hollywood pero nunca son representatividades ni triunfos para el cine nacional. Por eso la «Medalla Bellas Artes», concedida a Arturo Ripstein es una loa para México y los mexicanos, tema central de las películas de este genial cineasta.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México-Tenochtitlan.
* Texto escrito un Febrero de 2014. Elaborado al día siguiente del homenaje a mi admirado cineasta Arturo Ripstein. Recordé este texto porque cada vez que veo una película del maestro, sea actual o de las viejitas, me digo: No cabe duda, cada día filma mejor este legendario cineasta. Debo decir que le hice pequeños arreglos al texto en corrección de estilo, en agregado de películas que aún no eran exhibidas o que no había visto aún. Casos concretos: «La Mujer del Puerto» y «La Calle de la Amargura», estrenada en 2015. La esencia y sentir es el mismo.
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