El feminismo indígena busca paridad, equidad e igualdad, que para muchos indígenas son términos que complican su pensamiento, para esto tiene que haber un plan de construcción partiendo de estas concepciones del mundo indígena, de las identidades colectivas, identidades que sí hay que evolucionar, puesto que algunas son excluyentes y discriminadoras con las mujeres. La disputa feminista indígena no escapa a intensiones y dificultades. Ante movimientos como el zapatista, las feministas se proclamas pacifistas y antibélicas, y señalan que la guerra es cosa de hombres.
Algunas de las estimulaciones de las mujeres indígenas son la gran oportunidad que hallaron a aprender a leer, a hablar español, a poder organizarse con grupos de mujeres, hacer trabajos colectivos o formar grupos de estudio, cosas a las que ellas no tenían acceso dentro de sus comunidades.
La lucha de las mujeres indígenas por el reconocimiento de sus derechos, desde una perspectiva de igualdad de género, constituye el cuestionamiento más esencial a la cultura patriarcal, capitalista y racista. Esta lucha no sólo radicaliza el proyecto político del grupo indígena desde el punto de vista de género, también plantea al feminismo homogéneo la necesidad de examinar la diversidad, para derribar las exclusiones que desafían las mujeres.
Adentrándonos al ámbito de lo personal, empezamos hablando de los sentimientos y de las tristezas que estas mujeres indígenas sienten, llegando a la conciencia del cuerpo, hasta los derechos para decidir cuántos hijos tener, con quién y cómo, sin que dejen que nadie decida por ellas. “El feminismo indígena no se bloquea del argumento nacional en que se localizan sus comunidades, por lo que su lucha no sólo replique su calidad de mujer, sino que combate la opresión étnica, para defender los derechos de sus pueblos” [1] [1] Alcalá Velenzuela, C. I. (2014), Mujeres y el acceso a la justicia, Igualdad 04, pág. 06-15 LAURA XOCHITL HERNANDEZ VARGAS
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