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La magia del mundo de las niñas y los niños
¿Quién siendo niña no ha sido Alicia y ha vivido en un país lleno de maravillas, viendo al conejo tiempo correr…? ¿Cómo no recordar cuando vez una manzana roja, que tienes que tener cuidado de quien te la ofrece, porque puede ser un engaño de una bruja mala y te puede pasar lo que a Blanca Nieves? ¿Cuántas niñas no han sido despojadas de su libertad, de sus bienes, de su niñez y han sido convertidas en cenicientas? ¿Qué decir de los lobos feroces al que miles de niñas se enfrentan día a día, cuando por su inocencia se adentran a bosques desconocidos vestidas de caperucitas rojas? Y, para cuantas no ha sido una maldición el ser Bellas Durmientes, por los malos deseos de un hada mala, que dispone de su vida a su antojo. Y las muchas Arieles que han desobedecido a sus padres y salen del mar buscando la libertad de la tierra y van en busca de la ilusión y de amor. Y las muchas más que al crecer han tenido que vivir con bestias por amor a su familia y que difícilmente la bestia se convierte en un príncipe encantador. Sueños y cuentos reales que muchas veces no tienen ese anhelado final feliz.
La fantasía es una aventura que sólo se vive en grande cuando eres niño, es en esa etapa cuando juegas con el conejo blanco del tiempo y te haces grande y pequeña y muchas veces no distingues quién eres o dónde vives en realidad. La libertad de las aventuras es increíble, fantástica, que sólo se ve restringida por las prisas. Las prisas del conejo blanco que mira su reloj y va siempre apresurado diciendo “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”; reflejando así la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia muchas veces exagerada que los mayores imponen a los niños.
Los adultos hemos perdido ese don de la imaginación, somos rutinarios, aburridos, vivimos atados a la costumbre, como el Sombrerero y su eterno té de las seis. Comportamientos que no permitimos que se nos cuestionen y solo dejamos que la vida siga su curso “normal”. Los niños por naturaleza son libres, dinámicos, llenos de imaginación, imaginación que se desborda por conocer y comprender el mundo en que vive.
El sueño de las y los niños despierta con la “La Adolescencia “, esa que se avecina y crea incertidumbre y crisis propia por el desconocimiento de esa nueva aventura que inicia y a la cual se siente sin identidad y, sólo les queda esperar con paciencia lo que viene. Con la ayuda y orientación de padres y maestros llegan a sonreírle y darle sentido a la vida, pues “siempre se llega alguna parte si caminas bastante”.
Todas las niñas desean ser ALICIA, vivir un sueños de un país lleno de maravillas, sin reinas y reyes controladores, rígidos, narcisistas, sordos y ciegos, que resuelven los problemas chicos y grandes mandando decapitar a todo el que ose ofenderlos como a la Reina de Corazones del País de las Maravillas.
Las niñas merecen vivir en un mundo de fantasía real, donde puedan ser protegidas y libres por los adultos. Feliz Día de las Niñas del Mundo. Progenitoras del futuro. Laura Ramos.
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