CDMX.- Nada permanece, todo fluye. Desde los tiempos de Heráclito, sabemos con claridad que el cambio es la constante, que el progreso es un incesante ir y venir de nuevas ideas que condenan las viejas al olvido. Y qué bueno: gracias al aceleradísimo nuevo milenio, podemos hoy estar conectados por esta red neural mundial de intercambio de ideas, intimidades e información. Agradezcamos la inmediatez de las redes sociales que nos permiten alegrarnos al segundo con el rescate de unos patitos en un viaducto, conmovernos con el nacimiento de un sobrino, lamentar la partida de un buen amigo o estremecernos por las carcajadas de los malvados.
Pero no nos hagamos tontos: como escribí en este espacio en el 2013, FACEBOOK no es gratis, lo pagas con tu tiempo. Es un gran negocio porque estamos aquí, poniendo puras tarugadas o cosas sensatas. Vive de la publicidad que puede vender con una precisión inédita en la Historia, porque es un Gran Hermano que ha recabado nuestros datos (por cierto, voluntariamente proporcionados por nosotros) y eso le permite refinarnos como objetivos. A Facebook le conviene que yo tenga miles de amigos y postee todo el día, porque eso aumenta su movimiento. Su creador es un genio que encontró la forma de hacer que mil millones de personas trabajemos gratis para él, simplemente alimentando nuestro narcicismo.
¿Cuándo nos tocará nuestro porcentaje? Nunca, será para Mark Zuckerberg y socios. Por eso es una nimia molestia, por suerte pasajera, que el señor sea tan poco hábil para los simples negocios. Si no está roto, no lo compongas. Y mucho menos, si a millones les puedes imponer lo que quieras mientras que a otros les conservas el viejo esquema, por la simple razón de que tu producto es ubicuo y cada quien lo disfruta cómo se le dé la gana. De hecho, hasta antes de este cambio, así lo hacíamos.
No es por facilitarnos a los usuarios la vida que ahora Facebook Mexico impone la nueva interfaz. En absoluto. Es claramente para que lo primero que te aparezca sea la publicidad, justo en donde veías las fechas relevantes. Pero va más allá: es la prueba de que cualquier imposición le sale bien a esta compañía, que piensa que finalmente no vamos a dejar la red y que nos la tragaremos porque nos la tragaremos.
Tienen razón: yo, por lo menos, no dejaré Facebook. Pero lo veré como los vinilos, los añejos elepés: Ciertamente, no te deshaces de ellos, pero sólo los vuelves a tocar en ocasiones dispersas. Con su nueva presentación, Facebook deja de ser una interfaz de comunicación inmediata para convertirse en una especie de buzón de lámina, al que nos asomamos una o dos veces por semana, sólo para evitar que no se mojen las cartas pues sabemos que por ese medio ya no recibimos nada realmente importante.
Estuve convencido que los hombres de negocios querían tener siempre a sus clientes contentos y fieles. El señor Mark Zuckerberg Lt me ha demostrado que entre ellos hay algunos muy ricotes, pero también muy vanos, caprichosos, arbitrarios e imbéciles.
Salvador Quiauhtlazollin.
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