Todo lo que se publique en las redes deja huella. Desde hace tiempo se nos advirtió: todo queda aquí, por eso puede uno recuperar sus escritos, fotos, conversaciones.
¿Por qué estamos en Facebook? Cada quien tiene motivos diferentes, que a veces uno mismo desconoce, pues nos descubrimos enigmáticos hasta para nosotros mismos.
LA MORAL DE LA RED.
La apertura, la exhibición la saturación, la publicidad, la persuasión, la seducción, el adoctrinamiento, el arte, la literatura, la fotografía, la arquitectura; todo lo que se pueda ver o leer. Cada quien la utiliza como le plazca, pero debemos de saber que aquí todo fluye, todo se sabe.
LOS LAMENTOS DE LOS USUARIOS.
La esencia económica de este medio es patente: los anunciantes nos ofrecen todo y a toda hora, nos están seduciendo con lo que nos gusta y no hay límite en el mundo de las mercancías, las hay para todos los bolsillos.
LA IMPORTANCIA DE LA INDIVIDUALIDAD.
Pues aquí la fugacidad es lo que predomina. La intrascendencia de nuestras vidas para los demás, la virtualidad de las relaciones tiene ventajas y desventajas: hablas y haces amistad con quien desees, pero eso no sustituye los encuentros, las citas el compartir en vivo con los demás. De tal manera tenemos la oportunidad de moldear nuestras vidas entre lo social y lo privado. Si comunicamos tal o cual intimidad con texto o foto, tenemos que atenernos a las consecuencias, siempre impredecibles. Aquí no se puede ser inocente, somos responsables de nuestros actos mediáticos.
Al que no le guste ver visiones que no salga de noche; si es tan singular, exclusiva original, privada nuestra existencia, no deberíamos publicar nada pues todo se va a saber.
Todo tiene consecuencias: el efecto mariposa es una realidad fehaciente.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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