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Siempre me pregunté a qué se debía el éxito fulminante en Inglaterra de las obras del 007 y luego, rápidamente en todo el mundo.
Aunque en 1967 leí el libro de U. Eco, F. Colombo, O. del Buono, R. Calisi, et al, Ed. Fontanella, Proceso a James Bond, donde, a pesar de abordar los ámbitos sociológicos, literarios, mitológicos, estructurales, psicológicos y biográficos del autor, se trataba de buenos ensayos interpretativos pero no resolvían mi duda y eso tan trillado de la sublimación de las pulsiones teorizado por Freud, necesitaba otro tipo de exploraciones.
Este libro inglés que leí, resolvió mis dudas: The Man who saved Britain.
James Bond: una compensación a los sufrimientos de la guerra, las pérdidas de bienes y vidas, la destrucción de las ciudades, la escasez de comida, la vida espartana, el racionamiento.
Llegaría un hombre poderoso, con glamour viviendo el esplendor del espionaje de la posguerra, humillando a soviéticos y alemanes; racista, clasista, womanizer, bon vivant, con autos y gádgets inagotables. El sueño pues, de los hombres: ricos y pobres. Un mito dominante de modelo masculino que la caída del muro de Berlín pulverizó.
No se lo pierdan.
Chismesillo mío:
Soy el único ser del universo literario que considera a Ian Fleming un buen escritor, claro menor a Graham Greene, Angus Wilson, Cyrill Conolly, pero vamos, de ese linaje.
En cambio, los filmes de Bond,- con excepción de From Russia with Love-, me parecen mediocres y todas los de Roger Moore, execrables.
A mí me gustan las novelas, bien escritas, sobrias y sobretodo, interesantes. / Juan Heladio Ríos Ortega.
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