Que un hombre viva con una mujer, tengan hijos y de tal forma se realicen en un contexto histórico-social determinado, es una figura de la modernidad que siempre funcionará-disfuncionando. La globalización, la mundialización de las mercancías. El imperio del dinero capitalista, está haciendo añicos los seminarios religiosos, escuelas, matrimonios, amistades, amistades, amores…en fin…
Lo que ya es universal también es la transparencia del dinero en todas nuestras transacciones sociales. El dinero-y no me refiero a la riqueza- y la felicidad, van juntos, se necesita dinero, dinerito, dineruelo, dinerillo, dinerete, es decir algo de cash… nos hace más felices. es el lubricante de nuestras necesidades, obligaciones, excesos e ilusiones…
Una mujer joven guapa-ese concepto tiene formas infinita, la belleza toma la forma del sueño que sueño que la sueña-, sin grandes recursos, adorable-quién sabe qué es eso-, y un hombre con dinero y con tiempo, espacio y recursos, cada vez, pero desde siempre, busca materializar lo que le demandan sus hormonas y los anhelos de prestigio-poder, y “poderes” de seducción: “del brazo y por la calle” de una belleza y ¡joven!: esa felicidad esa “verdadera felicidad” siempre se ha podido comprar. Ahora lo de chavo ruco y viejo rabo verde ni duele ni siente mientras una diva joven te refrenda, te inviste de poder social y seas admirado-envidiado.
Qué diferente es la relación de la mujer con dinero que se relaciona con los hombres jóvenes en el intercambio simbólico del amor: los patriarcales, los dominantes les dicen “cugar” una nominación misógina y machista y no pueden decirle sugar mammy porque se afecta el estatus milenario de la madre. Total el hombre la pasa mejor.
El golpe mortal es para la moral moralizante, morada, madura, moralina del amor a una persona contra viento y marea. El amor eterno dura un año siete meses. La solidez del matrimonio es duramente golpeada frente a los perros divorcios y las separaciones abusivas-esas que arrancan todo hasta las buenas maneras-. Peo siempre regresa uno a esa figura del matrimonio, es la figura normal y lo normal no tiene historia, es lo eterno.
¿Cuándo se da la crisis del Sugar daddy?, cuando su guapa joven quiere su casa con jardín, su camioneta, sus hijos, vacaciones, perro, fiestas de guardar y de dispendiar juntos, cuando surgen los celos…es decir cuando cuando la sweet lady se convierte en otra esposa.
Esa es la astucia de la razón de una institución en crisis que se metamorfosea y cambia para seguir siendo perenne: el matrimonio, con todas sus modalidades.
El dinero todo lo compra hasta la felicidad…pero siempre ha sido así. Lo que pasa es que en estos tiempos descoyuntados se nota más, además, hoy por hoy, la felicidad es overated, muy sobrevalorada y al final no llena el vació ontológico-constitutivo de nuestro ser.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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