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El Señor de los Caballos», un destello de nuestras vidas

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Por el año 1999 vi esta película. Estaba recién estrenada. La noche de ayer en esta era de aislamiento (2020) la volví a ver. La sensación que me quedó es que estaba ante una película muy bien hecha y con un fondo de vida que asoma sanación, luz al final del túnel.
Hace muchos años montaba a caballo en un lienzo charro llamado » La Viga», ahí conocí a un charro que era piloto aviador comercial, los charros y amantes del montar le decían: » El Señor de los Caballos». Era diferente. Montaba con un sello de relajación singular. Un día platiqué con él. Montábamos ambos al trote y me dijo: «Al caballo hay que darle vida, dejarlo ser, darle su espacio, su tiempo, una vez que lo dejas respirar en su propio deseo, le pides con la rienda, suavemente, tu deseo.» Ayer al volver a ver la extraordinaria película de Robert Redford, recordé a aquel hombre filósofo que iba a montar con los recios charros de aquel lienzo de la Ciudad de México.
La película muestra a un especial sanador de caballos. Una madre (Kristin Scott Thomas), con su hija, llevan a un caballo pura sangre (Pilgrim) a un rancho de Montana, a recuperarlo de un terrible y traumático accidente que vivió con la adolescente Grace(Scarlett Johansson). El proceso de sanación lleva un tiempo a ambos.Thomas Book, «el sanador vaquero»( Robert Redford), toma al tiempo en la mesura para susurrar canto que cure el temor y furia del equino y la paciencia para que el tiempo sane el dolor de Grace de perder una pierna y la esperanza hacia el futuro. Todo es negro. Caballo y la adolescente necesitarán curarse mutuamente.
El adiestrador- domesticador de caballos tiene una conexión de alma con los equinos. Su intuición y experiencia le susurran los pasos a seguir. Todo hasta lograr la resurrección de alma y mente del caballo y la niña. El proceso de sanación, los detalles del mismo, son el contenido revelador intrínseco de la película. Por otro lado la madre de la niña encontrará su verdad de vida en este rancho de espacios anchos y verdes. Sentirá su pasión de mujer nuevamente al enamorarse de Thomas. Su relación con su esposo está en el vacío de la rutina. Sin embargo al recuperarse su hija y el caballo decide sepultar su amor naciente por «El Señor de los Caballos», y regresar a su desgastado matrimonio por no dañar a su hija quien ama a su padre.
Una película que en los detalles mantiene una charla maravillosa al alma del espectador. Es la vida cuando ésta se desarma y hay que volverla a construir. Es el beso al que muchas veces se renuncia en aras de un sentimiento mayor. El amor de madre sacrificando al de la mujer.
Una gran dirección de Robert Redford, una de sus mejores interpretaciones como actor. Kristin Scott Thomas hace un rol fulgurante de matices internos. Así como la adolescente niña Scarlett Johansson. Ya desde entonces muestra la clase de actriz con amplio registro emocional en la que se iba a convertir.
Una buena película te hace revivir recuerdos, te hace sentir espejos de vida, te hace reflexionar, y hasta teclear la máquina para contar sensaciones, pensamientos y emociones, como es ahora mi caso, para narrar esta mi historia provocada por un susurrador de caballos.
Búsquenla en Youtube, su renta es de veinticinco pesos. Se van a regalar un pedazo de vida.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.

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