La libertad cultural en las redes. Lo bueno del capitalismo, en el seno de su mundo de mercancías, es la posibilidad de elegir desde el reino de la libertad, consumir objetos y a partir de tus valores los alquimizas en bienes enriquecedores, de acuerdo a tus necesidades reales o imaginadas.
El dinero es abstracto y con él compras al mundo.
1. En cable, lo justo para ver filmes. Odio el futbol, los deportes; las Olimpiadas no me interesan ni los campeonatos de nada.
2 Prendo la televisión para ver un filme, es todo.
3 Alguien me avisa si está programado un filme de mi interés, pido me lo graben y luego lo veré en dvd. Se trata de algo ya deseado, esperado o recomendado.
4 En Facebook no entablo amistad con personas no conocidas: sólo lo hago con quien tiene afinidades en gustos y con los amigos de siempre.
5 Jamás abro posts de notas estrambóticas o sensacionalistas.
6 Las noticias precisas al minuto, están en Twitter.
7 Las sociedades literarias filosófica o musicales preferidas tienen miles de libros y música a granel afines a tus gustos.
8 No descargo sino, sólo el libro a leer próximamente y no los cientos o miles de archivos para tenerlos ahí acumulados. Los libros siempre estarán ahí, al igual los filmes, esperándonos.
9 En YouTube están los programas documentales, seminarios, charlas conferencias de científicos, filósofos, músicos de tu interés.
10 Si vives en solitario la cultura-la cuál es una visón del mundo-es gratis.
11. En el consumismo salvaje, las mercancías son infinitas y desde tus valores, consideras chatarra-basura muchísimas de aquéllas.
Constatamos fehacientemente: la libertad de la conciencia y la lucha contra la obesidad cultural debido a productos chatarra están al alcance de un click a la televisión, al espejismo mundial de los productos light. Vivimos “ en el mejor de los mundos posibles” en cuanto a oferta de elecciones, claro no para todos pero sí para los happy few.
No necesitas polemizar, discutir o imponer tus juicios o gustos, tú no tienes la razón ni la verdad, “el mundo es ancho y ajeno”; sólo digo: hay rendijas de libertad y se pueden atisbar para la felicidad. / Juan Hilario Ríos Ortega
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