Lejano se ve ya ese 13 de Diciembre de 1973. Fecha en que se estrenó en el Cine Latino del DF, «El Principio», de Gonzalo Martínez con 21 semanas en cartelera.
¿Por qué una película mexicana duró tanto? Me lo pregunto al ocurrir el desdén presente de público hacia su cine. Eran otros tiempos. Con un espectador que aún no abandonaba su cine. En esos años setentas una nueva generación de cineastas empezó a captar un nuevo público:el estudiante, o cinéfilos que buscaban alternativas diferentes, con una temática honda que los hiciera reflexionar, vivir y sentir un cine con otros alcances cinematográficos. La aparición de jóvenes cineastas como: Arturo Ripstein, Jorge Fons, Felipe Cazals, Alberto Bojórquez, Jaime Humberto Hermosillo, Juan Manuel Torres y Gonzalo Martínez, llamó la atención de un público que vio un cine mexicano distinto en sus temáticas y realización. Hay quienes la llamamos la verdadera «época de oro» del cine mexicano.
A ese período corresponde «El Principio». Filmada en 1972 en Chihuahua, tierra natal del cineasta. Una película que habla del regreso a su tierra de un joven (David Dominguez) que se ha ido a estudiar pintura a Europa. Justo al llegar a Chihuahua, el ejército villista celebra el triunfo sobre las fuerzas huertistas. Intenta averiguar cómo murió su padre. Revivirá acontecimientos terribles que lo herirán y a la vez concientizará la realidad presente de su país. Una mezcla de dolor personal y de solidaridad ante la injusticia social presente lo harán unirse a la causa revolucionaria. La anécdota es sencilla. Lo extraordinario es cómo está contada. Manejos de tiempo:del presente al pasado y en retorno al presente. Flashbacks precisos, llenos de contenido en el recuerdo, plasmados con un gran matiz artístico por la cámara del fotógrafo Rosalío Solano (Los Hermanos del Hierro). Una edición poca o no vista en la época. Fragmentada. Creando ritmos. Gran sentido narrativo por medio del guión de la autoría de Gonzalo Martínez. Personajes muy bien construidos. Verosímiles. Complejos. Respondiendo a la trama. Espléndida dirección actoral. La recreación de época es excelsa. Vestuario en su diseño, en su color armónico, en su investigación precisa. El juego de luz reflejado en pantalla es monumental, crea atmósfera de acuerdo a la situación contextual. «El Principio», es un lienzo cinematográfico del antes de la revuelta revolucionaria y el principio de gestación de la misma. La elección de Chihuahua como el centro de partida, es inmejorable. Tierra de caciques. Los grandes dominios de «los Terrazas», «los Creel», los latifundios agrícolas y ganaderos. Símbolo de riqueza de familias porfiristas. Por otro lado la revuelta, el hervor chihuahuense a la rebelión, Francisco Villa y Pascuál Orozco, antorchas de liderazgo.
Película que es una compleja estructura narrativa, varias lineas argumentales se entremezclan formando un todo integral. Todo parece girar en torno a la cabeza de «David Dominguez», quien revive o imagina lo que le cuentan de su padre. Cantidad de personajes aparecen. La ficción central se ve acompañada de historias reales, sucesos de la tradición oral chihuahuense. Gonzalo Martínez es todo un director para organizar con orden su material de trabajo. Un trabajo de alta orfebrería cinematográfica. Muestra un dominio preciso en el trabajo de masas. Hay matiz diverso, composición en imagen. Fue una gran súper producción para la época. Me imagino las dificultades para la aprobación del proyecto. La cinta fue filmada en el tiempo en que el gobierno apoyó verdaderamente al cine: el Echeverriato. Al cine mexicano se le veía el recurso económico.
«El Principio», arrasó con los Arieles en 1974. Mejor película, Mejor dirección, mejor coactuación masculina (Sergio Bustamante), mejor coactuación femenina ( Lina Montes), mejor argumento, mejor música (Rúben Fuentes), mejor edición (Carlos Savage). Para mí se convirtió una injusticia al no dárselo a Narciso Busquets, que está extraordinario en su papel de Ernesto Domínguez, el gran cacique.
Los trabajos de Fernando Balzaretti, Lucha Villa, Rodrigo Puebla, Bruno Rey, Andrés García, son notables. En realidad todo el cuadro actoral comunica muy bien a sus personajes.
El final es apoteótico. Esa cabalgata a todo galope para principiar la lucha armada es épica, imponente, viva. Una película que guarda una enorme vigencia ante el México de enormes contrastes sociales injustos que vivimos.
Sí, «El Principio», me llega. En 1976 tuve el enorme regalo de conocer algunas de las locaciones de esa cinta. Mi padre nos llevó a Chihuahua. Teniendo quince años y al ver los parajes que rodeaban a «La Quinta Carolina», (casa del gran amo Ernesto Dominguez), recordé las imágenes, vi el río adónde iba Lucha Villa con sus muchachas, vi los inmensos robles de la cabalgata final, vi los cerros enarbolados de nubes de aquella bella fotografía, y me alcancé la puntada de decir en voz alta lo que sentía, «ha de ser padre ser actor de cine». Hay que tener ciudado con lo que se dice, luego se cumple. ¡Cómo recordé cosas al volver a ver por no se cuántas veces esta consentida película!. Gracias siempre, Gonzalo Martínez Ortega, ese del meritito Santa Rosalía Camargo Chihuahua. QEPD.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México-Tenochtitlan.
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