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El nacimiento y desarrollo del taller de Grabado y Pintura Manuel Pérez Coronado

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El 3 de enero de 1971, es decir, a cuatro días de la inesperada muerte de MAPECO, el semanario «Comentarios» llenó sus páginas de información y trabajos sobre el artista uruapense, elaborados por una gran cantidad de amigos y conocidos suyos, entre ellos, Tomás Rico Cano, Prisciliano Talavera Espinoza, Manuel Sandoval, Teresa Zaragoza, Jesús Zaragoza Pulido, Alfonso Espitia Huerta, en fin.
Fue entonces cuando se habló de la necesidad, mejor dicho, del compromiso de continuar con el proyecto formativo de los jóvenes uruapenses y la región, incluso se decidió bautizar con su nombre el taller que MAPECO tuvo en su casa de 1965 a 1970.
De este modo, en la edición citada, Bob Risini en una de sus columnas políticas plantea algunas interesantes observaciones en este sentido al manifestar abiertamente el interés que tenía Francisco Moreno Duarte, de cambiar el nombre de la escuela «Félix Parra», que él dirigía, por el de «Manuel Pérez Coronado», para honrar a su maestro y guía ideológico.
Decía Risini: «Una gran consternación invade el espíritu de todos los intelectuales y personalidades que, de una u otra forma admiraron al gran amigo Manuel Pérez Coronado. Y siempre así lo hemos manifestado, el mejor homenaje que debe brindársele al hombre destacado, es con la lucha diaria, con la continuación de los trabajos artísticos y políticos que, en este caso, el distinguido Mapeco poseía e impulsaba, qué mejor que un taller en su honor”.
El 2 de enero de 1971, “La Voz de Michoacán”, en una nota del periodista Ángel Sánchez Martínez informa que “a partir de enero de 1971, el taller llevará el nombre de Manuel Pérez Coronado, como un homenaje a su impulso por el arte”.
Recientemente en la entrevista hecha al maestro Benjamín García Duarte, por Carlos Cedeño, para el diario estatal “Provincia” (mayo de 2010); aseguraba que “fue a partir del día 16 de enero de 1970, cuando se propuso –entre los pupilos- que el que el nuevo centro de arte se llamara Taller Escuela de Artes Plásticas y Artesanías “Manuel Pérez Coronado”.
El Taller, al igual que el desaparecido José Guadalupe Posada, tuvo varios domicilios. Originalmente, ya definido su nombre, éste siguió trabajando en la antigua calle de Purépechas No. 30 (Hoy Manuel Pérez Coronado). A propósito, hoy día en ese lugar se encuentra una gran tienda de artesanías y artículos para el hogar.
Vale la pena destacar que, en Purépechas 30, el taller no dejó de mostrar el carácter artístico, social y humano transmitido, legado, por su director, es decir, el espíritu de Mapeco los acompañaba y los guíaba.
En aquél domicilio el taller funcionó hasta mediados de 1973, lo que se confirma con la nota aparecida el 1 de abril de 1973 en “Comentarios”:
«Los talleres-escuelas de Artes Plásticas de Uruapan son una herencia de la inquietud del extraordinario artista ahora desaparecido MAPECO, y en ellos se han encontrado su superación dentro de las manifestaciones estéticas, hace días visitamos el taller escuela que está en la calle Purépechas 30».
A continuación, estuvo poco tiempo en la calle Juan Delgado, cerca de la Capilla del Barrio de San Miguel y luego por 1974, los talleristas, encabezados por García Duarte, se trasladaron al sitio donde ahora se encuentran sus instalaciones, es decir, en Emiliano Zapata número 170, colonia Revolución.
En la nueva residencia crecen las raíces más profundas. El lugar era una gran casa con tres años apenas de haber sido construida, con estilo de hacienda, disponía de tres salones amplios, dos medianos y dos chicos, con sanitarios para hombres y mujeres; con corredores por toda la parte interna de la construcción y espacio para amplios jardines y un baldío bastante grande.
Por otra parte, a dos años de la muerte de Mapeco, en la portada del ejemplar de «Comentarios», del 30 de diciembre de 1972, se advierte que a pesar del poco tiempo de haber fallecido, Uruapan todavía está en deuda con él y asegura que la desaparición física de MAPECO es la desaparición misma del fundador y promotor del arte y el medio ecológico en Uruapan, lo que ponía en riesgo el proyecto de los talleres escuelas que él deseaba establecer.
Sin embargo, su proyecto no desaparecería y todo se debe a la entrega de sus discípulos más cercanos, al consolidar un verdadero taller escuela de pintura para el pueblo de Uruapan.
Y es que lo debemos valorar de sus alumnos, en primer lugar Benjamín García Duarte, fue la voluntad que tuvieron para seguir trabajando, sin presupuesto ni financiamiento, en el proyecto del taller escuela de Mapeco, en donde también se debe reconocer al doctor Arturo Pérez Coronado (ARJUPE) y en general a la familia del grabador uruapense, quienes en un principio permitieron que «Benjamín y los muchachos» siguieran desarrollando sus habilidades teórico-prácticas en el modesto taller que abriera el extinto artista en su hogar, ubicado en el barrio de la Magdalena.
Al respecto, García Duarte, el responsable directo del recién creado Teapa “Mapeco”, en una entrevista concedida Ramón Sánchez Espitia, recuerda que «a la muerte del maestro Mapeco nos quedamos: Mario Herrera, en Pátzcuaro, que fue donde MAPECO creó otra escuela; en Uruapan Javier Palmerín, mi hermano Reynaldo García, Jesús Miranda y yo, pues desde que empecé con la escultura en chatarra él me dijo: a usted ya no lo voy a mover (…) cuando muere el maestro les pregunto: ¿nos vamos cada quien para su casa?, o ¿les pedimos a la familia que nos renten y abrimos el estudio del maestro como escuela?
“Como yo era el más viejo me apoyaron y le puse Taller Escuela de Artes Plásticas y Artesanías Mapeco. Ahí duramos tres años (febrero de 1970- finales de 1973), después me habló uno de los familiares de Mapeco y me dijo que iban a rentar la casa a otras personas por la necesidad económica, porque el maestro nunca acumuló dinero”, detalla.
Y más adelante, precisa que “lo que le salía de la venta de los cuadros era para invertirlo en la escuela, el material y para que a la familia no le faltara nada. Yo les daba doscientos pesos mensuales de renta, pero no les servía de mucho. Me pedían mil pesos pero no podía juntarlos, porque no se cobraba por enseñar. Me fui a buscar a un médico que era amigo de Mapeco y me prestó una casa antigua por Juan Delgado. Juntamos nuestras cosas, nos salimos y ahí se cambió la escuela».
Un hecho que no se debe olvidar es que, a pesar de las carencias que tenían, el Teapa ”Mapeco”, antes de partir a su domicilio definitivo, se consolidó en su planta docente, pues cada uno de los miembros fundadores aplicó su especialización para trasmitir sus conocimientos a los alumnos: Mario Herrera y Cecilio Carlos, impartían la materia de pintura al óleo con espátula; Reinaldo García, dibujo y pintura; Jesús Miranda, grabado; Javier Palmerín era polifacético; y Benjamín García obtiene reconocimiento como maestro de escultura y líder del grupo.
A propósito que, las diversas actividades culturales y de vinculación desarrolladas a partir de 1971 y hasta nuestros días, han mantenido al Taller como un centro comprometido con el fomento artístico de Uruapan y la región. De manera muy general se puede resumir cronológicamente los hechos en donde participaron los maestros y alumnos del Taller.
En otras palabras, las actividades, eventos, exposiciones, muestras artísticas y vinculación de la escuela Mapeco, fueron incrementándose poco a poco.
A mediados de 1973 -como se expresó- el taller cambió de domicilio, a la calle de Juan Delgado, en el barrio de San Miguel, en una casa de adobe, madera y teja, con muros altos, pasillos altos amplios y no podía faltar un huerto grande en el que abundaban los plátanos, los nísperos y las guayabas. Según señalan los maestros y alumnos era un lugar especial para las actividades artísticas.
La nueva ubicación se debió a problemas económicos; ahora el pago de la renta del local de la calle Juan Delgado era cubierto en parte, con una pequeña colaboración de la presidencia municipal, conseguida por gestiones del exdiputado local Dr. Arturo Pérez Coronado y la cooperación de algunos particulares.
A mediados de 1974 ya estaba funcionado el taller en la colonia Revolución.
Como era propiedad pública, la administración del Ayuntamiento en mutuo acuerdo, cedió el espacio al taller escuela MAPECO al que, además de artes plásticas, se agregó el de artesanías, para quedar con el nombre definitivo de: «Taller Escuela de Artes Plásticas y Artesanías Manuel Pérez Coronado».
En ese entonces, la planta de maestros estaba integrado por Benjamín García Duarte, Javier Palmerín Hernández, Jesús Miranda A., Mario Herrera Quintero y Reynaldo García Duarte.
El grupo de estudiantes era aproximadamente de 22 alumnos, de los que comenzaban a sobresalir: Arnulfo Guerrero Toral, Cecilio Carlos Rea, Eugenio Villicaña Flores, Manuel Campos C. y Jesús García Ordaz.
La vida el taller seguía su rumbo. En abril de 1975, se obtiene en definitiva el edificio de la colonia Revolución, lugar que hasta hoy día es el sitio donde se encuentra el TEAPA MAPECO.
La licencia para ocupar dicho edificio, lo constataba un documento otorgado por el H. Ayuntamiento en turno de Uruapan, de acuerdo con el patronato de escuelas de artesanías de esta ciudad.
En este domicilio ya se atiende a más de 20 estudiantes, en este sentido, Jesús García Ordaz, se inclina por la escultura en cantera; Eugenio Villicaña destaca por su habilidad en el dibujo; Jesús Miranda sobresale en el dibujo y el grabado; y el director y maestro Benjamín también realiza obras importantes en pintura, en su mayoría son obras de contenido social, tendencia generalizada en la mayoría de los integrantes del taller escuela. Razón por la cual se les seguía tildando de comunistas.
Ya para entonces los maestros y alumnos comenzaban a participar en exposiciones de pintura en diversas ciudades como Morelia, Zamora y Pátzcuaro. Además, ya para entonces se producía obra artística básicamente destinada a la clientela de Uruapan y la región.
La escuela se mantuvo en servicio en su nuevo domicilio gracias a la entrega del director García Duarte y la comunidad de la misma, hecho que marcó siempre el carácter del trabajo que se desarrollaba, de forma grupal por consenso.
Por otro lado, en 1978 se realizó el mejor homenaje póstumo que ha tenido hasta la fecha MAPECO, con la participación del reconocido poeta zamorano, Francisco Elizalde García, con un recital de poesía, incluido en un LP, así como la participación del profesor Alfonso Espitia Huerta, quien intervino con una semblanza dedicada al grabador uruapense.
A propósito, y dentro de sus actividades que más constancia han tenido, el TEAPA MAPECO cada 2 de noviembre, durante más de tres décadas se venía publicando un periódico de edición especial de calaveras con grabados en los que los diversos autores someten a los personajes populares y de la vida política nacional al escrutinio de un humor beligerante, aunque en algunos años no se imprimió debido a la falta recursos económicos.
En 1980 la escuela entra en otra dinámica de trabajo, la más productiva y de mayor vinculación, incluso gracias a la participación de profesores y alumnos aumenta la intervención en exposiciones individuales y colectivas en distintas partes tanto de la ciudad como de la región, es aquí donde destaca la participación de uno de los alumnos que habría de consolidar al Taller en años posteriores.
Nos referimos a Samuel Díaz Gaona, quien llegó al Taller en 1975 y ya para 1979 realizara su primera exposición individual, naciendo así su trayectoria en el oficio de la pintura y el grabado. Exposición ubicada en lo que fuera Promociones Culturales, hoy Casa de la Cultura.
Sobre uno de los alumnos y responsable del TEAPA MAPECO, el Semanario Cultural “Mapeco”, del 21 de septiembre de 1980, nos dice:
“Samuel Díaz Gaona nació el 29 de diciembre de 1955, en Cayaco, municipio de La Huacana, Michoacán (…) en 1975, llega a Uruapan donde se da cuenta del Taller Escuela Mapeco, en la que se inscribe y empieza a asistir con regularidad teniendo como maestro, en dibujo a Reynaldo García y en pintura y grabado a Benjamín García. A partir de 1976, comienza a participar en todas las exposiciones del Taller Escuela Mapeco”.
Conviene anotar en este momento a lista de profesores y alumnos destacados, para ubicar la evolución y generaciones que ha tenido el Taller.
En la primera década, de 1970 a 1980, el Taller se consolida, como centro de enseñanza y de creación.
Así, en la primera fundadora del TEAPA MAPECO, el maestro Benjamín García Duarte, es el nuevo pilar, sobre el cual se soportan las distintas actividades de la nueva empresa. De él, destaca su trabajo en chatarra, sin embrago, también pinta y es un buen grabador.
Mario Herrera Quintero, Cecilio Carlos y Reynaldo García Duarte, destacan en el óleo con espátula; Javier Palmerín Hernández sobresale por ser multifacético, lo mismo gana en certámenes de manualidades que en canto o dibujo y óleo.
El maestro Gaspar Castro, quien luego se dedicaría a la docencia artística, se integra al Taller por este tiempo, exalumno de MAPECO, se distingue por ser un dibujante avanzado y pinta en varias técnicas.
La primera generación del Taller se integra por alumnos que se incorporan de 1971 a 1975, Jesús Miranda, asombra con sus grabados; Arnulfo Guerrero Toral, es un pintor con cualidades innatas, lo mismo pinta el paisaje que los bodegones en la técnica de oleo con pincel; Eugenio Villicaña Flores, otro dibujante excepcional, que tanto pinta óleo que acrílico; Jesús García Ordaz, destaca en la escultura de cantera.
La segunda generación, se integra por alumnos que se incorporan entre los años de 1976 y 1980. Tomás Hernández Paulino, es un destacado retratista a lápiz; José Alfredo Rico Hernández, sobresale en sus paisajes al óleo, lo mismo con pincel que con espátula; Ignacio Villegas Rodríguez, incursiona en el geometrismo en óleo con pincel y en esta generación se incluye al destacado artista Samuel Díaz Gaona, quien habrá de ser el responsable del Taller desde esa época y hasta recientemente.
Quizás en otro estudio se pueda profundizar sobre la vida y obra de las generaciones posteriores a 1980, por ahora, podemos citar a aquellos que han sobresalido en las últimas tres décadas en el TEAPA, artistas que han puesto en alto el Taller.
La lista es grande, pero se pueden mencionar a los siguientes alumnos: Irma Reyes Almansa, Irma Murillo Cerda, Pascual Arellano,Rafael Sosa Valladares, Leonardo Martínez Zúñiga, María Rosa Arias, Víctor Manuel García, Ma. Teresa Heredia Ramírez, Noé Martínez Castillo, Román Anaya Escamilla, Francisco Delgado Valerio, Arisara Morales, Blanca, Gerardo Díaz Tolentino, Ma. Carmen Ordaz Copca, Ignacio Jaimes Emigdio, Adela Pineda Chávez, Gregorio Rangel Ruiz, Julián Guerrero Calderón, Alonso Herrera, Sonia Valladares Ruiz, Ma. De Jesús Baltasar, Víctor Quincoza Cabrera, Víctor Quincoza de León, Enrique Cedeño Pardo, Enrique Ramírez, Dafne Garibay Rubio, Alfredo López Andrade, Josefina Santiago Parra, Ana Lourdes González López, Juan Chávez Mendieta, Cristian Díaz Reyes.
Además, no se debe olvidar que, el Taller por su carácter social y de vinculación, se apoyó de una gran cantidad de personas que han participado directa o indirectamente- en el TEAPA MAPECO aun sin ser pintores, entre ellos Federico Ortiz Arias, Laura Espinosa, Guadalupe García, Miguel Angel Villegas Rodríguez, Agustín Vega López, Macario Ramos Chávez, Antonia Verduzco Méndez, Raúl León Montes, Isauro Martínez, Arturo Ortega Salceda, Jesús Arcila González.
Y en la generación reciente a Gabriel Eduardo Andrade Espinosa, Jesús Guzmán Esquivel, Antonio Ellerini, Nahui Jesús García, Laura Hernández Uranga, Mauricio Hernández Constantino, Anastasio Maldonado, en fin
Sin duda que el legado de Manuel Pérez Coronado sigue vivo a pesar de los altibajos que ha sufrido el TEAPA “MEPECO”, donde brota la belleza estética y el talento creativo de su comunidad.

Texto, Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.

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