El hotel referido se localizaba en la Calle de 5 de Febrero (antes Calle de la Unión) y llegó a tener cuatro nombres: “San Carlos”, “De la Unión”, “América” y por último, “Palacio”.
Junto con dos hoteles, el “Treviño”, que estaba ubicado en el Portal Degollado, antes Portal de Oriente; y el “Juárez”, localizado en la 1ª Calle de La Paz (hoy Madero), muy próximo al Edificio de los Maristas, donde está la escuela primaria Ignacio Manuel Altamirano; fue uno de los primeros que se constituyera en la pequeña ciudad durante la época del Porfiriato.
Sus orígenes datan de finales del siglo XIX. Probablemente al principio fue mesón o casa de asistencia. Fue abierto en el año de 1898.
A pesar de que, con el paso del tiempo, cambió de nombre, durante las siete décadas que funcionó aproximadamente, siempre ofreció un aceptable servicio hospitalario a los viajeros que arribaban a la población de la eterna primavera.
En 1909, Terry T. Philips en su guía Terry´s México nos informa ciertos aspectos sobre tal lugar y señala que los cuartos del interior del hotel no tenían ventanas, había una sola puerta de acceso para cada habitación y existían cuartos en la planta alta con vista a la calle. Su edificación era de dos pisos y disponía de dos patios muy espaciosos. Se pagaban 5.0 centavos a 12.5 centavos de habitación por noche.
Por cierto, al año siguiente, el periódico local “La Voz del Pueblo” en su edición del 3 de marzo de 1910, señalaba que el citado “Gran Hotel Treviño”, también llamado “De Oriente” y el “San Carlos” se repartían el escaso comercio turístico.
Cabe destacar que al hotel “San Carlos” también se le conocía como el hotel “De la Unión”, en referencia a la calle donde estaba (en la actualidad, como señalamos, dicha calle lleva por nombre 5 de Febrero) y el hotel estuvo exactamente donde hoy se encuentra la plaza comercial “Versalles”.
A principios del siglo pasado, al espacio hospitalario se le puso el nombre de hotel “América”, y era el único que se encontraba sobre esa calle. Sin embargo, en el año de 1913, el comerciante don Isidro Villalobos Cerda, edificó al lado norte del “San Carlos” otra negociación similar a la que le puso “Progreso”, nombre que se identificaba con la prosperidad de la ciudad de Uruapan, y recordando el nombre oficial de la ciudad: Uruapan de Progreso. ¡Quién iba pensarlo!, el Progreso sería quizás un hotel distinguido durante varias décadas! Y hoy se conserva gracias a las atenciones de la familia Villalobos.
De tal forma que por muchos años, ambos sitios se compartían el servicio hotelero de la población en aquél tiempo donde el turismo era representado en su mayoría por viajeros de origen extranjero, políticos, empresarios y comerciantes de diferentes latitudes.
Ya en la tercera década del siglo anterior surgieron otros hoteles. Precisamente, tenemos por ejemplo el modesto hotel “París”, establecido en la calle Del Beaterio, hoy Corregidora (donde se ubica la Plaza Vasco de Quiroga) y al lado occidental de la Plaza Mártires de Uruapan, sobre la avenida Ocampo, estuvo el hotel “Mirador”, posteriormente llamado “Tívoli”, una época negociación del ex diputado local Alfredo Alvarez Treviño (1924), nieto de don Manuel Treviño y Pilar Amezquita, quienes fueran propietarios del hotel “Del Oriente. Y por último, son pocos datos los que se disponen de otro lugar de hospedaje de nombre hotel “Imperial”, que estuviera en la Calle Real, hoy de la Independencia.
Había otro hotel no muy popular que se llamó “España”, estaba en el privilegiado Portal Rafael Carrillo, por donde se localiza actualmente la tienda de ropa “La Nacional”, operó sólo unas décadas, hasta finales de los años 40´s.
Por otro lado, hace un siglo al antiguo “San Carlos”, ya se le conocía con el nombre de hotel “América”. Esto se confirma en la sección de anunciantes de los periódicos locales “Tirabuzón” y “Cupatitzio” (7 de enero de 1923, Año 1, Número 13; y 17 de febrero de 1929, Año 1, Número 4; respectivamente), los que dicen lo siguiente:
(…) El Hotel América, antes Hotel San Carlos o De la Unión, es un local amplio, el más grande y mejor servido de Uruapan. Está bien ventilado, existe absoluta limpieza, orden y moralidad. Los tranvías de mulitas hacen paradas en la puerta del hotel. Precios módicos”.
Un detalle interesante es que para esos años el señor Alejo García Rojas regenteaba el hotel, y fue este empresario de origen taretense quien tuvo la administración por muchos años.
A propósito, para 1930 la publicidad del hotel era anunciada por el “Anuario Estadístico y Comercial de Michoacán”:
“Es un edificio de dos pisos sumamente amplio y dotado de magníficas condiciones, para el cómodo alojamiento de sus pasajeros”. García Rojas regenteaba el lugar, y proseguía la publicidad señalando que contaba con 40 habitaciones, “perfectamente amuebladas, tiene un magnífico servicio de restaurant y un departamento especial de baños de regadera de agua fría (…) El mencionado hotel es muy frecuentado por los agentes viajeros, a quienes se les hace el 10 % de descuento sobre los precios establecidos… La seriedad de la empresa hace que tenga un justo crédito de prestigio (…).
El hotel lo llegó a administrar por los años 30´s y a principios de los 40´s del siglo pasado, el hotel lo llegó administrar un comerciante de apellido Bautista.
Luego, por conducto de don Rafael Bejar, originario de Parácuaro, su paisano don Alfredo Hurtado, dueño de la famosa ”Majada” -y propietario de un hotel en Apatzingán-, compró la propiedad y la administró junto con su esposa, la señora Elisa Mora, originaria de Penjamillo, Michoacán.
Al comprar el hotel la familia Hurtado Mora, le cambiaron el nombre y ahora le pusieron hotel “Palacio”, razón social que tuvo hasta que dejó de prestar sus servicios al público a principios de los años 70´s. A continuación, Juan Mendoza lo adquirió y poco después en su lugar edificó la plaza que actualmente todos conocemos.
Bien vale la pena decir que el hotel “Palacio”, fue más provinciano que su vecino, el “Progreso”, que se distinguía por ser de más movimiento y servicios. De hecho el mejor de su época.
Son pocos los escritos que se conocen a cerca de la descripción del lugar. Sin embargo, el gran poeta y literato taretense Alfredo Maillefert Vidales (nieto del famoso hacendado Don Feliciano Vidales), en una de sus obras, durante su visita al pueblo de Uruapan a principios de los años 20´s del siglo XX, nos ilustra lo siguiente: “(…) Más, ¡ay que no todos los visitantes somos ilustres. Nosotros tenemos que saltar del tranvía o del auto pues ya anda por aquí Mr. Ford naturalmente (…) y entramos llevando nuestra maleta, sólos, en ese hotel; hotel que es una casa de dos pisos, una ancha casa de pueblo con grandes tejados y con un hermoso mirador en la parte de atrás (…) Contiguo, a un lado, hay otro hotel con fuente y jardín (¡rosas de castilla de Uruapan!) y cuartos y corredores embaldosados con limpias losetas blancas (el Progreso). Pero nosotros preferimos aquél”.
Para concluir, el hotel “Palacio”, permaneció en la memoria de los uruapenses y visitantes del paraíso michoacano, de aquél Uruapan tan provinciano que nos rememora una época de nostalgia y alegría.
El día de hoy, la amplia modernidad globalizada ha dado a Uruapan una cantidad considerable de sitios hospitalarios (hoteles, moteles y demás), pero ninguno como aquellos del ayer donde la atención era más cordial y personal.
Ahora pienso, me transporto. Sí alguna vez me hubiera hospedado en el hotel “Juárez”, el “Treviño”, “San Carlos”, “Progreso”, “París”, “España”, “Mirador” o el “Mi Solar”. ¡¡¡Qué interesante sería viajar a través del tiempo del Cupatitzio!!! ¿No lo creé Usted?
Observación: Una parte del texto anterior se basó en la entrevista que su servidor hiciera a Graciela Contreras (+) en el año 2004, cuñada del señor Alfredo Hurtado, último propietario del desaparecido hotel Palacio.
Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.
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