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Edith González, la novela “Monte Calvario” y Uruapan

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Corría el año de 1988 y Uruapan se convertía como nunca antes, en uno de los atractivos turísticos más buscados por el visitante, gracias a que la bella ciudad de Uruapan y sus alrededores habían sido escogidos para ser las localización de una flamante novela.
Es decir, en ese año, la novela “Monte Calvario”, trasmitida por el canal 2, de Televisa se convirtió en la más favorita de los telespectadores, lo que representó un factor de promoción turística muy importante para Uruapan, que hacía del lugar uno de los preferidos por el visitante.
Fue producida por Valentín Pimstein. Era una historia original de Delia Fiallo y el libreto de Carlos Romero. Con la adaptación de Valeria Phillips. El tema musical “Como fue” lo cantó El Príncipe de la Canción, José José; balada moderna que llegara a poner en el Hit Parade la trovadora mexicana Guadalupe Pineda.
Se trataba de un melodrama al estilo de las obras de V. Pimstein, tuvo una gran éxito entre la audiencia mexicana, y hasta la fecha se le sigue recordando. Los villanos destacaron más que los mismos protagonistas de encuentro. José Alonso que interpretaba al señor Octavio Montero, se encontraba en su pleno momento actoral y la guapa Ursula Pratts (en la novela Olivia, hermana de Octavio) también estaba en plena cumbre de sus habilidades como actriz. Tanta fue su impresión entre los televidentes que fueron muchísimas las veces en que el público la llegó a golpear e insultar en la calle por donde transitara. Por su parte, la protagonista principal Edith González (Ana Rosa) se había casado forzosamente con el malvado de Octavio, llevando una vida non grata a su lado, pues éste la llegaba a agarrar y golpear con escenas verdaderamente reales. Cabe decir que Octavio figuró como un esposo villano, pero al final se arrepintió de lo que le hizo a su esposa.


Mientras tanto Arturo Peniche, protagonista varonil, era el Dr. Gustavo Seskerman, quien había llegado a la hacienda de los Montero para aliviar a Octavio, el que se encontraba en silla de ruedas.
A su arribo a la hacienda, Ana Rosa pretende suicidarse y el joven estudiante la ve y corre a salvarla. De ahí en adelante inicia el melodrama en el cual destacaría el trabajo actoral de Edith González, Peniche, José Alonso, Pratts, y otros artistas mexicanos que participaron en “Monte Calvario”.
A continuación, para recordar esta novela, la cual muchos uruapenses fueron asiduos televidentes, hemos reproducido una nota de “TV Novelas” publicada en año IV, número 14, 1988:
“La noticia del mes…Descubrimos cómo se hizo la escena en que Ana Rosa intenta suicidarse. Fue en el parque nacional de Uruapan
…Había inquietud, nerviosismo… ¡temor!. A pesar de contar con los elementos y el apoyo suficiente para prevenir cualquier accidente, actores, técnicos y auxiliares, no podían fingir serenidad. Bueno, pero ¿de qué estamos hablando?, se preguntarán ustedes. Se trata de una de las escenas, tal vez la más difícil y arriesgada, que habría de grabarse para la telenovela Monte Calvario, historia de Delia Fiallo que produce Valentín Pimstein, en donde Edith González, o mejor dicho Ana Rosa, su personaje en la historia… ¡intenta suicidarse, sumergiéndose en las aguas turbulentas de una copiosa y espectacular cascada!
Después de descansar y admirar el bello lugar por unos minutos, y una vez que el público fue desalojado de las cercanías, Edith González (Ana Rosa) y Arturo Peniche (Gustavo), escucharon con atención las indicaciones que les dio su director, Jorge Sánchez Fogarti, en cuanto a la forma en la que habrían de conducirse.
A ratos Edith se distraía para mirar el agua turbulenta que caía. No lo decía, pero se le notaba inquieta, preocupada. Arturo, por su parte, sonreía y jugaba con el llavero que llevaba consigo.
Una vez enterados de la escena, el siguiente pase corrió a cargo de los camarógrafos, que debieron pasar serios problemas para poder adentrarse lo suficiente entre las rocas y la corriente, para captar de esa manera el ambiente natural y el realismo necesario. Las tres cámaras utilizadas en dicha escena, fueron situadas en sitios estratégicos: una en lo alto de la cascada; una más, oculta entre las rocas y otra a la orilla de la corriente. Así se logró la ambientación que el director pedía.
Cubiertos ya los principales requisitos, se decidió hacer algunas tomas de ensayo, por lo que Edith y Arturo debieron armarse de valor e introducirse en las heladas aguas de la cascada. Después de conocer el terreno que iban a pisar, o mejor dicho ¡en el que habrían de nadar!, los muchachos se dijeron listos para grabar…¡Y vino lo bueno!
Arturo Peniche fue situado en lo alto de la cascada, junto a un pequeño puente, con su atención fija en una lectura. De pronto, hasta sus oídos llegó el ruido que provocaba el cuerpo de Edith, al abrirse paso en la corriente. El chico se incorporó de inmediato, y descubrió a la chica que se adentraba bajo la espumosa cortina de la cascada; sin pensarlo un instante, se lanzó al vacío, mientras se escuchaba el murmullo suave y preocupante de quienes observábamos la escena. Después de luchar contra la corriente, Arturo pudo ¡por fin!, sujetar el cuerpo de la chica que, para entonces, había perdido el conocimiento. ¡En cuestión de segundos, su decisión y coraje, salvaron a la chica de una muerte segura!
Arturo levantó a Edith entre sus brazos y la condujo hasta la orilla, preocupado aún por su suerte. Tuvo que recurrir a la respiración boca a boca, para reanimar a la suicida fallida.
Hasta allí, todo marchaba sobre ruedas, sólo que…el tiempo se echaba encima y el hambre apretaba a todos; así que el director ordenó el corte a comer…¡después de casi dos horas de grabación de dicha escena!
Después de la comida, y cuando ya entraba la tarde, luego de checar las escenas grabadas, se decidió proteger algunas tomas, pero ya sin necesidad de volver al agua. Se recurrió entonces, a un pequeño truco: Edith y Arturo fueron bañados de la cabeza con una regadera de mano, y esta vez el agua estaba bastante tibia. Quien más agradeció el detalle del director, fue Edith González, ¡que todavía estaba helada y tiritando de frío!
Vale la pena señalar que esta escena quedó al gusto del director a la primera toma, y que aún así, consumió un tiempo de casi 4 horas, entre pláticas y ensayos y contratiempos técnicos, producidos en gran parte por lo complicado del terreno. Ya en pantalla, el tiempo que consume dicha escena no excede de los 5 minutos, y representa, en la trama de Monte Calvario, el pretexto para el encuentro de Ana Rosa y Gustavo, que aún deben enfrentar mil penalidades, y un obstáculo a vencer, tal vez el más peligroso de todos: Octavio Montesinos (José Alonso)…¡el marido de Ana Rosa!
Con la satisfacción reflejada en el rostro, y una vez que la escena había sido checada con sumo cuidado, artistas y técnicos se dieron tiempo para recorrer los alrededores de La Rodilla del Diablo, nombre bastante sugestivo con que se le conoce a esta cascada que, por un buen rato, robó nuestra atención. Y ante lo sugestivo del nombre, una broma: qué bueno que esta vez el diablo no metió ni la rodilla… ¡ni la cola!”.
Ese era el principio de una gran novela mexicana, como pocas en la historia de la televisión, y Uruapan sería el atractivo de todo México a raíz de su grabación en estas tierras. La trayectoria de una gran artista mexicana como Edith González se proyectaba como una futura actriz de gran renombre.
Texto, Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.

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