6 de octubre, CDMX.- Vi, horrorizado, a mis 12 años, cómo ésa malvada mujer, hija de Herodías, besaba la cabeza cortada de Jochanaan, aún sangrienta y que yacía en una bandeja de plata. El espectáculo era horrífico y bello… la primera vez que así lo comprendí: lo bello puede ser terrible, lo horrífico puede ser hermoso. Ésa diabólica, malvada mujer, ataviada extraña, abría su boca y soltaba notas sin embargo angelicales… llenas de amor… Pasión…
El hoy extinto canal 8/9 de televisa transmitía a altas horas de la noche «Salomé», de Strauss. Desvelado como siempre, contemplaba a ésa malvada mujer que besaba la cabeza cercenada del hombre del que se enamoró. Ésa ópera era transmitida y retransmitida, incluso en Canal 11, en otra versión de Bellas Artes. Y ésa ópera me hizo entender lo cercano que es la belleza de lo horrífico, la vida de la muerte… Y ésa ópera hoy me inspiró para mi más reciente película…
Adiós, Diosa. Me enamoré primero de tu Voz. Después, de tu Palabra. Al final, de Tu Ser. Bella, sencilla, nunca se consideró «diva». Gracias por haber venido aquí para recordarnos a cada minuto que en éste mundo puede haber Belleza…
RIP, Montserrat Caballé.
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