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Compañero: Toma de los viejos el consejo, es decir, el resultado de su experiencia. Ellos batallaron como tú tendrás que batallar y los que no cayeron en la raya pueden decir lo que más conviene. Escúchalos.
De lo que se lee y de lo que se vive, se forma un libro que perdura en la mente y que es enseñanza siempre presente.
Dicen que “nadie adquiere experiencia en cabeza ajena”. Algo de cierto hay en ello, pero también es muy cierto que somos el resultado de los que nos han precedido y que por ellos vivimos y nos dejaron un legado que hay que cuidar.
La vida animal, material, comienza en uno y acaba en uno; pero hay una vida más alta que está por encima del hombre y que es la Patria, la vida de la tierra en que nacimos y en la que habremos de morir.
En seguida encontrarás unos consejos, unos refranes y unas máximas. Conceptos altos o vulgares, pero todos verdades absolutas.
La devoción a la Patria es la primera de las virtudes.
Ninguno ama a su Patria porque es grande sino porque es suya.
Debemos tener el valor de nuestras opiniones y de la inflexibilidad de nuestros deberes.
Si ha de hacerse la guerra, hágase con fuerza para que pronto llegue la paz.
La guerra para que sea honrosa ha de ser defensiva.
Los fantasmas dan más miedo de lejos que de cerca.
Cuando se te presenten muchos caminos, sigue siempre el más recto que al mismo tiempo es el más corto y seguro; la experiencia y tu verdad te lo indicarán.
La única historia digna de atención es la de los pueblos libres.
Nunca huyendo, huye de la muerte el cobarde.
Quien vive temeroso nunca será libre.
Si te “huelen” el miedo, estás perdido.
Para saber mandar es preciso saber obedecer.
Sólo a los pendejos les va mal.
Para uno que madruga, otro que no se acuesta.
Si no puedes morder, no enseñes los dientes.
No sirvas a quien sirvió, ni mandes a quien mandó.
Cuando seas yunque, resiste; cuando seas mazo, golpea.
Aunque te veas pleito ganado, vete con cuidado.
Si te ensillan, masca el freno.
Quien va con hambre a la mesa y cansado a la cama, no necesita manjares selectos, ni colchón de plumas.
El temor y la esperanza nacen juntos y mueren juntos.
A nadie le falta Dios cargando su bastimento.
Antes que te ensillen, ensilla tú.
Bajo de la desconfianza, vive la seguridad.
De Cristo a Cristo, el más apolillado se raja. Es decir, pierde el menos preparado. Procura no ser, pues, el peor.
Donde no hay voluntad, no hay fuerza.
El hablar de todos bien y darles buena respuesta, mucho vale y poco cuesta.
El que manda no se equivoca y si se equivoca vuelve a mandar.
Cuenta tus penas a quien las pueda remediar, a los demás ¿para qué?
Cuando no hay blanditas, hay que entrarle a las duras.
Como te ven te tratan.
El que no arriesga no gana.
Caballo de mucha crin y hombre de poco bigote… ¡matalote!
Arriba ya del caballo, hay que aguantar los reparos.
Aunque te chille el cochino, no le aflojes el mecate.
No es defecto correr, cuando no se iguala la pelea.
A los charcos y a las viejas, hay que entrarles por en medio.
Por la madre y por la Patria, contra todo y contra todos.
De: Gral. Francisco L. Urquizo, “Charlas Cuarteleras”, Editora Muñoz, S.A. de C.V., México, 1955.
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