Un actor, o un escritor o un artista, plasman una obra con la representación de caracteres o con la escritura o los materiales de la pintura o la escultura, o los sonidos y el silencio: crean. Shakespeare no sabía que iba a ser quien es para nosotros, ni los arquitectos anónimos constructores de pirámides y catedrales. No fue sino hasta el siglo XX cuando nuestra imagen se proyectara y se eternizara en los medios de la reproducción industrial-fotos o vídeos-.
O dejamos una obra o nos extinguimos sin crearla. Los hijos no cuentan esos no son creaciones son criaciones-crías-, es cosa de nuestra naturaleza animal programada genéticamente. Lo otro es poyesis: arte y artesanía: creación humana. El reto es siempre plasmar el cambio nuestro y el cambio en lo creado. Somos autores de nuestra vida y nuestras obras. Por ejemplo, un actor quien en más de 30 años ha devenido un OTRO, cuasi antagónico al del inicio.
Pero a veces-según nuestro grado de megalomanía o egolatría-es más o menos difícil aceptar los cambios en cualquier ámbito de nuestras vidas. Quedará tu obra, imagen y tu apuesta por la misteriosa permanencia: le dur desir de durer: take it or leave it!
Juan Heladio Ríos Ortega.
Comments