El General Lázaro Cárdenas del Río fue un verdadero demócrata, que en su trayectoria de vida y en su ejercicio público fue siempre contrario al mesianismo y al autoritarismo en tiempos en que el fascismo de derechas e izquierdas permeaba en el mundo, recordaron los integrantes del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la LXXIV Legislatura del Congreso del Estado.
Al conmemorarse el CXXIV Aniversario del Natalicio del General Lázaro Cárdenas del Río este 21 de mayo, los legisladores perredistas Araceli Saucedo Reyes, Norberto Antonio Martínez Soto, Octavio Ocampo Córdova y Antonio Soto Sánchez recordaron que Cárdenas era un humanista nato, y no requería de discursos sentimentalistas o propagandísticos que dieran cuenta de ello, por el contrario era un hombre pragmático que en el hacer demostraba en hechos sus principios.
“Lázaro Cárdenas defendió en todo momento la laicidad del Estado Mexicano que en la historia del país fue construida a partir de la vida ofrendada por muchos mexicanos, impensable en el General la doble careta de permitir el uso de recintos públicos para eventos religiosos”.
Abundaron que durante el sexenio del general Lázaro Cárdenas del Río fueron repartidas 18 millones de hectáreas a las comunidades y ejidos entre los mexicanos más marginados, y que sus convicciones nacionalistas lo llevaron a nacionalizar los ferrocarriles en 1937 y, al año siguiente, la industria petrolera, que estaba en manos de compañías británicas y estadounidenses.
Los legisladores consideraron que hoy día el ejercicio del poder público en México está muy lejano de la visión y el accionar cardenista, “hoy vemos que el timo y la engañifa es la lógica, bajo el pretexto de atender las demandas del pueblo generan megaproyectos fuera de toda viabilidad económica y ambiental, se sustituye el desarrollo personal con paliativos económicos, se opta por la ilusión y no por una transformación real”.
Recordaron que Cárdenas del Río siempre vio al pueblo de México como su semejante y jamás le faltó al respeto a través de la dádiva como política pública, ya que Cárdenas demandó en los mexicanos lo que demandaba para sí mismo: la entrega, el trabajo, el desarrollo de las capacidades de cada quien para sacar adelante a nuestro país.
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