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Invocar a Black Sabbath siempre será sinónimo de grandilocuencia y calidad, en cualquiera de sus etapas y alineaciones. Ciertamente los fans de cepa adoran la alineación original, pero hubo una época en que todos dejaron el barco y el único que continuó adelante fue Tony Iommi quien no tuvo piedad al continuar componiendo esos riffs que le caracterizan y nos regaló esta versión de BS que auténticamente no tenían madre al ejecutar esas lápidas sonoras que eran los discos que hicieron con él Tony Martin en la voz, Neil Murray en el bajo, Geoff Nichols en los teclados y Cozy Powell en la batería, quienes conjuntaron un ensamble demoledor que en su momento le confirieron un sonido más moderno y competitivo a BS, nos guste o no, y mantuvieron en alto el blasón de esta legendaria banda. Esos discos serán revalorados dentro de poco tiempo porque constituyen una historia aparte en la trayectoria de Black Sabbath. Y es una historia muy chingona. Por cierto, esta es la alineación que vino por primera vez a México y a quienes les impidieron presentarse las autoridades de León, Guanajuato en aquel entonces, por representar una influencia demoníaca para la juventud católica que ellos, (los de la Santa Inquisición del PAN), defenderían sin chistar, como continuaron defendiéndonos en los siguientes sexenios hasta casi destrozar el país. Ojalá se haga realidad el cambio esperado en este tipo de actividades artísticas y ahora si le permitan a la gente ver y escuchar lo que quiere y no lo que Televisa impone. Es lo justo.
Victor Moreno, músico. Administrador de “Medusa”
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