Leí dos veces el libro la primera de atrás para adelante y la segunda en orden progresivo.
Es tan fuerte, tan pregnante para el autor la figura de su «Jefe espiritual» que desbarrancó al crítico y el texto es muy desbalanceado; es una pormenorizada defensa de todas las posturas políticas, estéticas, literarias intelectuales y poéticas de Paz. Christopher destripa a todos los que criticaron a Paz. El poeta es «uno de los creadores más grandes del siglo, el mexicano más universal»
Seguramente habrá como continuación un ensayo antitético y crítico de Paz.
- De su anacrónica cosmovisión de la «soledad» del mexicano. Pero era anacrónica desde que la escribió.
- De su estilo ampuloso en sus ensayos donde atacando a la Academia, resuelve a base de grandiosas metáforas lo que debería de ser una densa intertextualidad, dialogando y argumentando con sus pares.
- De su confusa tesis de Los hijos de Limo sobre la poética y los poetas latinoamericanos, donde ningunea a Huidobro, Neruda, y no entra Ledo Ivo, por ejemplo.
- De su interpretación de la masacre del 68 en Tlatelolco como un ritual fatalista de un destino ya escrito de los mexicanos en su Piedra de sol.
- De su rijosidad contra los que lo contradecían y a base de metáforas poderosas, los destruía (Gregorio Selser, Monsiváis, Joaquín Blanco, Arreola, pintores mexicanos muralistas, estructuralistas franceses y un largo etcétera)
- De las ausencias de El arco y la lira: no entra la música ni la novela contemporánea.
- De su khere (giro) hacia la televisión, justificando el sistema político mexicando hijo del PRI y aplastando a la izquierda mexicana a pastelazos metafóricos.
- De su autoproclamada superioridad artística sobre todos los poetas latinoamericanos e hispanoamericanos y a la misma sor Juana Inés de la Cruz…
Y me quedo corto…
Quedamos en espera del segundo tomo sobre Octavio Paz pero en clave crítica.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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