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Para comprender el Misterio de la Vida con sus bondades y dolores, y la gratitud de todavía estar en la misma. Comprendiendo que no somos seres aislados viviendo en un Universo aislado, y que para ello tenemos que aprender hacer conexión, no solo contacto, sin sentimientos.
Al tomar conciencia que somos almas conectadas desde el amor en un constante despertar a la verdad divina en cada una de nuestras propias formas, de nuestras propias relaciones, es cuando despertamos y desvelamos el secreto.
Este secreto que consiste en respetarnos unos a otros, aunque no siempre se esté de acuerdo con el criterio o camino del otro, sea padres, hijos, hermanos, amigos, pareja.
Cada quien crea y experimenta su propia versión de la vida, y cada una de estas creaciones son obras de arte hermosas y con su sello propio, cada uno es un legítimo otro, con individualidad, Identidad.
“Elevó mi rezo”… por no juzgar, por no interpretar, y por si comprender que todo el poder del Universo está en el interior de cada uno no hay que buscarlo fuera.
Elevó mi rezo… por despertar el poder que transforma que mora en cada uno de nosotros y así despertar a nuestra naturaleza divina, a nuestra esencia donde somos Espíritu con el Gran Espíritu.
“¡Elevó mi rezo…¡”.
Silvia Ochoa Donoso.
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