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Cuando surgió Van Halen a finales de la década de los setentas, en plena efervescencia del movimiento punk y la música disco, su rock de estructura básica destacó primordialmente por el talento de su guitarrista Eddie Van Halen. Considerado un súper dotado en su momento, gracias a su técnica implantó un estilo que derivó en miles de imitadores a lo ancho del mundo y se ganó a pulso un lugar destacado en la historia. Cuando David Lee Roth su cantante original los dejó, se abrió una puerta que, si bien se antojaba los ponía en una situación muy arriesgada, se tradujo en una consolidación y madurez muy benéfica para ellos gracias a la integración de Sammy Hagar ya que él poseía mucha mayor comprensión del oficio amen de ser un muy buen guitarrista y compositor. El período que trabajaron juntos fue tal vez el mejor en su carrera ya que fue cuando hicieron sus mejores discos y consolidaron su evolución. Les pasó como a Black Sabbath cuando cambiaron a Ozzy Osbourne por Ronnie James Dio. De acuerdo, sus primeros discos con sus cantantes originales se convirtieron en clásicos, eso es incuestionable. Pero el segundo período en ambos grupos resulta mucho más apetitoso y solvente, las rolas tienen más peso específico y sobre todo, más calidad. Se convirtieron en mejores músicos en buena medida por haberse deshecho del elemento que ya no funcionaba. Ya en pleno siglo 21, Van Halen no ha logrado recuperar su estatus por diferentes razones, sobre todo por haberse separado de Hagar y regresar con David Lee Roth. El último disco que grabaron juntos solo demostró que se quedaron atorados en el pasado y a pesar de seguir siendo muy buenos ejecutantes, ya no hay magia, tal vez en buena medida por haberse deshecho de su bajista original, Michael Anthony lo cual fue un muy grande error que se hizo aún más patente cuando este último unió fuerzas con Sammy Hagar, Chad Smith y Joe Satriani para formar Chickenfoot, agrupación que si logró llegar donde Van Halen ya no pudo./ Víctor Moreno, músico.
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