Historia de Michoacán

LA BANDERA MEXICANA, UNA HISTORIA PARTE

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La bandera es el emblema supremo de la Patria; la enseña querida por la cual todo mexicano está dispuesto a los mayores sacrificios.
Tenemos bandera desde que tenemos Patria. Ese lienzo sagrado que simboliza nuestros ideales patrióticos es sustancialmente el mismo que ondeó el día inolvidable en que México vio proclamada su independencia por don Agustín de Iturbide, previo reconocimiento al último virrey español, don Juan O´Donojú. Los cambios han sido sólo de detalle, y los estudiaremos en las páginas siguientes.
En primer lugar se plantea este problema: ¿Cuál es el origen de la Bandera Mexicana? ¿Hay algún momento anterior a la proclamación del Plan de Iguala en el cual podemos encontrar un germen definido de ella?
No. La Enseña nació el mismo día que se formuló el Plan de Iguala y nació por y para la independencia, concebida ésta de un modo generoso, como un régimen de vida nacional en el que convivieran fraternalmente indios, mestizos y blancos; mexicanos y españoles, y hombres de todo el mundo lealmente acogidos a la nueva nacionalidad.
Hay antecedentes históricos de cierto favor de los colores nacionales entre los pobladores de México de todos los tiempos; y aunque no hay datos que permitan asegurar la influencia directa de estos antecedentes en la elaboración, y menos la significación de la bandera nacional, es interesante conocerlos y saber de paso algunas particularidades sobre las banderas bajo las cuales vivió México a través de los tiempos.
De la época precortesiana hay pocas noticias. De ellas se deduce con bastantes visos de probabilidad que el color verde era frecuente en las enseñas de los pueblos indígenas. Por su parte, el rojo es un color, que, ya por sí, ya en representación del morado figuró contantemente en las banderas novohispanas.
Si ello es así, la Bandera Mexicana tiene parcialmente el carácter de un símbolo étnico, proponiéndoselo o no los que la idearon. En medio del rojo y el verde, el blanco es la pureza, y también paz.
Es grata la idea de que tan poderosa síntesis de significaciones tiene algún fundamento real, y por eso deberíamos todos a aspirar a que nuestra bandera, a la que tanto amamos, representase la pureza de nuestros afectos patrióticos y la paz y el amor reinando entre todos los elementos constitutivos de nuestra nacionalidad, cada día más definida de nuestra nacionalidad, cada día más definida y robusta por el crecimiento incesante de su núcleo mestizo, que bien pudiéramos empezar a denominar ya núcleo esencialmente mexicano.
Sin pretender deducir de ella una idea inspiradora de nuestra Enseña Nacional, porque en verdad no hay margen para tal deducción, haremos una breve historia de las banderas de México hasta la Independencia, seguida de un estudio de las variaciones en verdad pequeñas, experimentadas por el pendón de Iguala.

LA BANDERA DE LA RAZA
Los grandes hechos españoles de los siglos XV y XVI fueron presididos por dos banderas a cual más de gloriosa: el pendón morado de Castilla y la bandera de las barras rojas y amarillas de la Corona de Aragón.
Cuando Castilla y Aragón se unieron para formar España, subsistieron las dos enseñas, pues en aquellos tiempos, no existían banderas nacionales únicas, y así era permitida la variedad de banderas; pero a América vino casi siempre el Pendón Morado y este color es el que campeó en las Carabelas de Colón.
Por eso la Bandera de la Raza consiste en tres cruces moradas de puntas curvilíneas sobre fondo blanco, situadas en la parte media inferior del cuadrilongo que forma la bandera. De la cruz de en medio parte un haz de rayos dorados.
Las tres cruces simbolizan las tres carabelas que trajo Colón en su primer viaje: la Santa María, la Pinta y la Niña. Los rayos dorados representan el sol de América, la luz de un Nuevo Mundo hasta entonces desconocido, y ahora en plena vida y henchido de porvenir.

ESTANDARTE-BANDERA DE HERNAN CORTES
Cuando Hernán Cortés emprendió su expedición de Conquista, adoptó como estandarte la imagen de Nuestra Señora pintada en un lienzo de damasco rojo de tonalidad que tendía a morado.
Probablemente en acción de gracias, Hernán Cortés, apenas acabada la conquista del Anáhuac y porción central del territorio mexicano, ordenó una ceremonia cívico-religiosa que recibió el nombre de “Paseo del Pendón”.
Se celebró por primera vez el 13 de agosto de 1528 y figuró en el a el estandarte de la Virgen María.
En años posteriores se agregaron más banderas; pero la mayor parte de ellas se perdieron. Se sabe sin embargo que en 1540 el Cabildo de la ciudad de México mandó hacer un pendón rojo y verde representando aquel el morado porque este color no pudo encontrarse.
El “Paseo del Pendón”, que venía a ser una verdadera fiesta de la bandera, tomó estado oficial el 13 de agosto de 1530, por real cédula expedida al efecto.
La ruta de 1530 partía de la casa de Cortés en Coyoacán y terminaba en la iglesia de San Hipólito, después de pasar por la calzada de Tlacopan (Tacuba).

EL ESTANDARTE VIRREINAL
Procede del siglo XVII, aunque no se sabe exactamente de qué fecha.
Al pendón rojo y verde del Cabildo Metropolitano siguieron otros de diferentes formas y combinaciones; pero que tenían como nota común, hasta donde se ha podido averiguar, el color verde, en tanto que el rojo, aunque siempre quería evocar al morado, pasaba por diversas tonalidades, desde el púrpura al pardo.
Este pendón virreinal está constituido por un cuadro de seda de color pardo, atravesado diagonalmente por dos brazos que forman la cruz de San Andrés, también de seda y de color morado. Los extremos de la cruz rematan en escudos de la ciudad de México, sobre los cuales campea la corona real de España.
En las grandes fiestas y solemnidades, este pendón era colocado en el balcón central del palacio colonial.
El estandarte virreinal duró como símbolo de la Nueva España hasta el 24 de agosto de 1821, fecha del tratado de Córdoba entre D. Juan O´Donojú y D. Agustín de Iturbide, por el cual quedó reconocida la independencia de México.
En 1814, un soldado americano lo arrebató del Museo Nacional y lo llevó a Washington; pero en 1938 fue devuelto a México y restaurado or la señorita Enriqueta Rentería. Se guarda en el Museo Nacional.

LAS BANDERAS DE HIDALGO Y MORELOS
Tenían una profunda significación religiosa.
Don Miguel Hidalgo y Costilla, como antaño Cortés, puso su grandiosa empresa bajo la protección de la Virgen; sólo que ahora era una Virgen de entrañable significación para el pueblo mexicano; era la Virgen de Guadalupe, la virgen de Juan Diego, la virgen de la nueva nación. La imagen que sirvió de primer estandarte de la Independencia fue la que existió en la sacristía de Atotonilco el Grande (Guanajuato).
Morelos mantuvo en sus enseñas la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, pero añadió una insigne rectangular de color azul pálido y un águila coronada en el centro, colocada en medio perfil sobre un nopal situado encima de un puente de tres arcos. Debajo de estos arcos se veían estas tres letras: V.V.M., que querían decir “Viva la Virgen María”.
Es digno de notarse que en ninguno de estos dos estandartes aparecía el color verde; pero en el de Morelos entra el águila sobre el nopal, que envuelve evidentemente la idea de representar al elemento indígena.

LA BANDERA DE IGUALA
Era el día 24 de febrero de 1821.
El “Ejército Trigarante” se disponía a reñir las últimas batallas por la Independencia Patria; este ejército era el resultado de la unión de todas las fuerzas mexicanas y necesitaba una bandera que expresara este hecho.
El caso habría sido previsto, y así, el día señalado para la promulgación del Plan, D. José Magdaleno Ocampo, sastre encargado de confeccionarla, entregó a Iturbide la bandera tricolor, cuyos elementos esenciales permanecen en la actualidad.
La bandera de Igual estaba dividida por barras diagonales y no verticales, y en el centro de cada banda había una estrella dorada de cinco puntas.
Era, pues, aquella, una bandera de unión y armonía, y la conservación de los colores indica que este ideal está todavía vivo en el corazón de los mexicanos.
La primera franja, empezando por la parte superior, era blanca y simbolizaba la pureza de la religión católica, principio activo de unidad nacional; la segunda era verde y simbolizaba el ideal de Independencia Política de México, no sólo con relación a España, sino también de toda la nación; la tercera era roja y representaba el ideal de la Unión entre los indios mestizos, criollos y españoles residentes en México y, en general, entre cuanto constituían la población mexicana; en fin, las estrellas representaban las tres garantías y la voluntad de cumplirlas.
En nuestro Himno Nacional se alude a ella en esta bella estrofa:
Si a la lid contra la hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera
de Iturbide la sacra Bandera,
¡Mexicanos!, valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra,
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.

LA BANDERA DE LOS IMPERIOS
La bandera de iguala fue modificada en detalle por el mismo Iturbide el 2 de noviembre de 1821, pocas semanas después de consumada la Independencia, pasando el color blanco al centro y quedando a la izquierda el verde y a la derecha el rojo. Esta disposición ha permanecido inalterable.
En el centro de la barra blanca campeaba un águila posada sobre un nopal en posición de tres cuartos de perfil aproximadamente, ceñida la cabeza con una corona imperial, las alas caídas y sin serpiente en el pico.
A la caída de Iturbide desapareció la corona y luego se modificó la posición del águila; pero en la época de Maximiliano se restableció la bandera el 9 de agosto de 1864 con muy ligeras variantes a los atributos monárquicos.
Vencido Maximiliano desapareció definitivamente esta efímera enseña.

LA BANDERA NACIONAL
La bandera nacional, tal como es actualmente, ondeó por primera vez en el Palacio Nacional el 15 de septiembre de 1917; pero de hecho es mucho más antigua. Puede decirse que es la bandera permanente y que otras formas han sido accidentales.
La de Iturbide duró poco más de dos años y la de Maximiliano, tres.
Apenas el primero de estos emperadores abandonó el suelo de México (11 de abril de 1823) se abolió su bandera, y a los tres días se adoptó una casi idéntica a la actual.
Desde entonces sólo ha sufrido transformaciones el dibujo del águila. En 1823, a causa de esta moda generalizada por entonces, se pintó el águila de frente, erguida y con las alas abiertas. Esta posición duró mucho tiempo; pero como no había en las tradiciones patrias nada que la justificara, don Venustiano Carranza gran conocedor de nuestra historia, restableció la posición de perfil por Decreto de 20 de septiembre de 1916, siendo encargado de dibujar el modelo don Antonio Gómez, artista michoacano.
El águila, tal como aparece en la Bandera Nacional, evoca en momento en que los aztecas vieron la señal por la que, según sus tradiciones, debían reconocer el lugar de su establecimiento: u águila posada sobre un nopal devorando una serpiente.
Este elemento emblemático representa por lo tanto, la fundación de Tenochtitlán.

De: “Mexicanos al Grito de Guerra”, Antología Patriótica Gráfico Doctrinal, Luis Fernández, Editor. México, 1955.

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