¡Comiendo croquetas! Quiero una mujer que me encadene
Estaba tomando un café en La Habana escribiendo unas notitas en mi Moleskine y tres amigas en una mesa detrás de la mía, estaban platicando comiendo banderillas con sendos capuchinos: yo no escuchaba bien a bien lo que conversaban por más que estiraba el cuello hacia atrás; una de ellas dijo: “no no: a mi gustaría tenerlo amarrado y comiendo croquetas”.
Las amigas no se rieron se hizo un pequeño silencio y luego, siguieron platicando…
No resistí la tentación hice como que iba al aparador del café para llevar pero era para ver su rostro: la vi delgada, de labios elegantes, rasgos afilados, y con el habitus exterior perfectamente apacible!
Y me hizo más impacto lo que la escuché decir. No me lo quito de la cabeza: ¡qué me pudiera tener una mujer atado y comiendo croquetas!
Juan Heladio Ríos Ortega, colaborador.
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