Escribiendo cuatro que cinco obras fundamentales-Critique de la raison dialectique, L´ idiot de la famille, La nausée, Les mots; mis favoritas-, participando en política full time, full immersion; editando libros y revistas; viajando mucho, vivió sus contradicciones a fondo; y eso sólo de lo que le sabemos, pues recuerden: «cada uno de nosotros, somos un enigma», aún para nosotros mismos. En verdad esta notita es sólo chisme y por tanto prescindible, pues lo único que cuenta son sus escritos, lo demás se explica en su contexto histórico-personal. A la luz de textos inéditos, apabullante correspondencia, confesiones aquí y allá a sus biógrafos y amigos, brotan aspectos curiosos.
1. Sus relaciones orquestales, bio-psico-socio-sexuales, metafísicas con las mujeres. Con la coherencia admirable de no casarse jamás, ni tener hijos.
2. Hacer de sus relaciones con las mujeres amistades inmarcesibles, generoso con el dinero y su tiempo.
3. Rechaza el premio Nobel de literatura. Bueno además de privarse de tanto dinero, no se deja ni tantito, triturarse por la maquinaria simbólica-moralizante del status quo de la época. «On a raison pour se revolter», Él, rebelde lo dijo: «Uno tiene razón para rebelarse»; escapa con su libertad a lo inesperado, al incierto futuro de la Guerra Fría.
4. Se equivocó, se contradijo en todo, y cuando cambiaba de conducta, o viraba, con escándalo en política o sentimentalmente decía que «a veces el hombre, necesita una moral provisional». Esta es la aseveración más cínica que le conozco. Yo, encantado con los textos inéditos y su extensa correspondencia, sin expurgaciones de amigos ni editores. Es un admirable y apasionado escritor-filósofo para rato…cuando murió 60 mil personas lo acompañaron a su última morada.
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